Muchos hermanos, creyendo que el verdadero espiritista tiene la facultad de curar las materias, se nos han acercado, consultándonos sobre algunas enfermedades, ofreciéndonos además, gratificación; mas nosotros contestamos que el verdadero espiritista debe obrar caridad en todo y no faltar a ella nunca a sabiendas.
El verdadero espiritista debe dar gratis lo que gratuitamente recibe, y nosotros, siguiendo al Gran Maestro, queremos imitarlo en cuanto podamos; El curaba a los mancos, ciegos, etc.; pero no materiales, sino espirituales, y si alguna vez lo hizo con las materias fue: 1º Cuando las ciencias materiales eran deficientes, y 2º, cuando los enfermos no tenían dinero para pagar al médico. Pero siempre después de consultar con el guía protector del enfermo y saber si convenía obrar o no; además, para tales curaciones no necesitaba ver ni tocar la materia enferma, pues le bastaba pedir a los que disponían de los artefactos que los usaran de distinto modo para que las curas fueran verdaderas. De este modo obraba la caridad material, sin faltar a ninguno de sus hermanos materiales ni espirituales.
Compréndase, como ya hemos dicho, que los guías protectores tienen los artefactos a su disposición para pulimentar al espíritu y si obramos los espiritistas en las materias enfermas por ellos rechazamos su trabajo (haciéndolo sin su consentimiento); además, hermanos nuestros son los médicos, que para comer el pan con el sudor de su rostro estudiaron una carrera como otros aprenden un oficio; así, pues, vengan a mí los enfermos espirituales y les daré el bálsamo regenerador que recibí al mismo precio, con la seguridad de que si saben usarlo estarán sanos tan pronto como sea su voluntad, y acudan las materias enfermas a los médicos materiales con fe y constancia, que ellos les darán también lo que pertenece a su clase, pues debemos dar a Dios y al César lo que a cada uno corresponde.
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