Deístas son los que comprenden los Atributos de Dios y obedecen las Leyes por El dadas.
No debemos olvidar nunca que Dios por su Ley de Amor nos crea para tener con quién comunicarse, y es visible para todos los seres humanos. Por Bondad y Misericordia nos da el libre albedrío para volver a Su Lado cuando sea nuestra voluntad (1); por Caridad concede que nuestros hermanos nos instruyan en su mandato; por la Ley de Justicia lo vemos, lo comprendemos y llegamos a Él los que cumplimos, mas no podemos conocerlo ni comprenderlo los que no obedecemos y mucho menos llegar a Su Lado; así se debe comprender la palabra deísta.
Cristianos
Para poderse dar el título de cristiano es preciso comprender y practicar la Ley Divina, como Cristo la enseñó y practicó. No es cristiano el que no practica en toda su pureza la doctrina de Aquel.
Muchos son los que a su modo se creen serlo y se apoyan para probarlo en ciertos textos que llaman sagrados, negando la comunicación de los espíritus libres con los encarnados; mas yo les voy a probar a tales hermanos, con sus mismos libros, que negando la comunicación niegan a Dios en su Ley de Amor y Justicia y al mismo Cristo a quien también hacen Dios.
Primero. Dios no tendría el Atributo de Amor si no fuera visible y se comunicara con todos sus hijos, por más que sean desterrados, si éstos cumplen su mandato, como no sería Justicia si comprendiera su lenguaje lo mismo los que cumplen que los que no.
Segundo. Niegan a Cristo como niegan a toda las personas sagradas que citan en sus evangelios, puesto que en ellos se dice que María, madre de Jesús, habló con el ángel, lo mismo que Jesús su esposo, algunas veces; que los reyes tuvieron aviso y la estrella los guió hasta donde había nacido Jesús, que Este habló más espiritual que materialmente y que el espíritu habló con Él en presencia de algunos de sus apóstoles.
Que María de Magdal y la otra María vieron a Jesús después de muerto, como lo vieron también los apóstoles, en figura humana, y que éstos hablaron luego porque el espíritu hablaba en ellos. Que Pablo, habiendo sido el más encarnizado enemigo de la doctrina de Jesús lo vio y que su figura era la imagen de Dios.
¿Podréis negar estas palabras de vuestros evangelios? No, porque son los cimientos de vuestro edificio y al negarlos los echáis por tierra, pero tened presente que si no los negáis y negáis que los demás hombres puedan también tener revelaciones, negáis al Ser Supremo Universal. Tened presente que Juan, en 4:24 dice que Dios es espíritu y es menester que aquellos que lo adoren lo hagan en espíritu y en verdad; y Ezequiel 39:29 dice: y no esconderé mi rostro de ellos porque he derramado mi Espíritu sobre toda la casa de Israel, dice el Señor.
A los Deístas, Cristianos y Espiritistas
Para poderse dar el título de cristiano espiritista es preciso comprender lo que hemos dicho de los deístas y cristianos y además comprender el lenguaje espiritual y a los espíritus. Hay, no obstante, quien se titula espiritista racionalista, pero que no tienen fe en las comunicaciones con los espíritus, y pregunto yo: ¿Si vuestra razón es bastante para comprender lo elevado, para qué llamáis a los espíritus? ¿Es para que os diviertan y halaguen vuestra materia? Sin duda alguna y como ignoráis que su misión es guiaros en lo espiritual, tomáis por espíritus malos a vuestros guías protectores cuando sus instrucciones no os complacen materialmente. Por esto os digo que para obrar de tal modo no debéis titularos espiritistas, ni llamar burlones a los espíritus, ¡os cuadra mejor el título de burlones y burlados por holgazanería! ¿No sabéis el precepto de “comerás el pan con el sudor de tu rostro”? ¿Cómo, pues, pretendéis ser sabios sin estudiar? Y si estudiáis y no tenéis fe en aprender lo que os enseñan vuestros Profesores, ¿qué podéis esperar? ¿Qué hacen los profesores materiales con sus discípulos cuando éstos no ponen el cuidado debido?¿Creéis vosotros ser más que niños (y en mayoría incorregibles), comparados con vuestros instructores y profesores? No, y no podéis ser otra cosa mientras sostengáis que los espíritus ignorantes tengan facultad alguna para con los encarnados, puesto que en ello negáis la justicia divina; ¿por qué no reconocéis que vuestro orgullo es el que no os deja comprender más?
Mas no me es posible cerrar estas páginas sin recomendar tanto a los deístas y cristianos como espiritistas que mediten y comprendan su verdadero estado espiritual; tened en cuenta que no se puede servir a dos señores a un mismo tiempo, pero podréis servir a la verdad y a la felicidad, no dando a vuestros hermanos lo que no queráis para vosotros y haciendo con ellos lo que quisierais que hicieran con vosotros. He dicho que podéis servir a la felicidad porque seréis tan felices como no podéis imaginaros, pues portándoos así, cumplís la encomienda divina y recordada por nuestro hermano Jesús; imitadlo, pues, que Él os enseño el camino de la Luz y de la única verdad. Jesús, como hombre, dio ejemplos de amor, paz y caridad con todos sus semejantes. El Sol lo mismo presta su luz y calor al rey que al último vasallo; lo mismo al Papa que al barrendero; lo mismo a la dama delicada que a la negra esclava. ¿Qué mayor ejemplo queréis? ¿Por qué todos los hermanos no habéis de conocer esa Luz, esa verdad?
Jesús es el lazo de amor entre los desterrados, porque enseño a todos por igual la manera de amarse en verdad; seguid, pues, su doctrina uniéndoos todos bajo la bandera de amor, paz y caridad. ¡Solo tres no tienen cabida!: el orgulloso, el egoísta y el vanidoso, y como cizaña serán separados del buen grano y llevados al nuevo destierro, en el cual serán pulimentados, ya que es el taller para los triple rebeldes.
(1) El hombre puede lo que quiere; por lo tanto, llegará a su Creador cuando se lo proponga, cuando sea su voluntad. No quiere decir esto que el hombre sea igual a Dios, muy al contrario, es su hijo y depende de Él, pero habiendo el Padre establecido unas Leyes fijas no cabe duda que el que las cumpla alcanzará premio de Él y este premio es gozar de Su presencia; el que no las cumpla ha de sufrir el castigo. Pues bien, si nos proponemos ser buenos, cumplir los mandatos del Creador y sacrificarnos por nuestros hermanos si es preciso, nada más natural que al terminar nuestra existencia terrena vayamos al Padre. Teniendo esto presente, no debe extrañar que se diga que el hombre va al Padre cuando lo quiera el hombre, pues que en su voluntad está el ser bueno o el ser malo y por tanto alcanzar premio o castigo.
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