Barcelona 26 de Julio de 2015
El problema genérico actual del mundo, por el sistema global impuesto, es que no se da “A cada cual lo suyo”, porque se arrogan privilegios de una minoría sobre el resto.
En estos momentos de expectativa política en España, los partidos políticos representantes de su conjunto económico, actualmente están en estado de transformación, unos con su nuevo rodaje, y otros con su nueva valoración al verse avocados a una más justa y equitativa renovación. Pero no obstante, la fuerza renovadora del cambio es justa en todos y para todos, puesto que su expresión energética de Ley es Unidad, como no puede ser de otra manera; en el bien entendido que, tal Unidad no está para ampliar la cantidad de políticos como mentes partidistas de una u otra idea o ideal más o menos maniatado a los poderes hegemónicos ancestralmente dominantes a través de sus oligopolios y transnacionales, pero que también deben de ponerse poco a poco en orden al cambio General Universal por el que está pasando el planeta Tierra,
Por eso es preciso el establecimiento de una nueva y justa minoría de conjunto como élite legisladora en orden a Justicia; y que los poderes sociales tanto policiales como ejecutivos jurídicos imparciales, nunca como ahora han tenido tanta relevancia para hacer limpieza renovadora; y deberían ser firmes y no doblegarse a mandatos que no contribuyan al cambio sociopolítico que exige esta Nueva Era en la humanidad, para no grabar a los ciudadanos del conjunto social como solo número, sino como entes en estado de perfeccionamiento, salidos todos de un mismo Principio Creador, con las mismas Leyes de naturaleza a asumir en su Amor y Justicia.
Dicho lo cual, se deriva de ello el cumplir con lo establecido tiempo Ah, mundisocialmente, sin caer siempre en la excusa de que las circunstancias creadas al margen de tales establecimientos es lo que nos impone su incumplimiento. Luego “el cambio” a estas alturas ya es sabido aunque muchas veces se calle o se eluda políticamente, que “es el del sistema impuesto”. Pero una gran mayoría de la ciudadanía en este mundo todavía no está en ello, cosa de la que se aprovechan otros. Por eso vemos como en las tertulias de debates hay periodistas de turno empleando su tiempo una y otra vez con juicios puntuales en cuanto a personas solamente y según su tendencia, e incluso economistas con tablas y números justificando el maremágnum al que estamos abocados, pero todos de una forma u otra mareando la perdiz, pero sin hablar de lo primordial como sistema dominante en el mundo (moviendo sus hilos, a golpe de crisis programadas y cambios imprevistos para el resto), porque hay un oculto temor a hablar de lo que verdaderamente rige como sistema, que hace que el progreso no sea armónico.
Por eso se crean unidades de dominio, como la U.E., donde no existe todavía una verdadera soberanía como unidad diversa de países, legislando desde sus propias instituciones votadas y creadas por todos sus miembros. Es decir, no se mira el conjunto sino una pequeña parte dominante sobre el resto, y esto es un problema de educación ciudadana social humanista, y también de cultura espiritual, donde rige que hay que dar “A cada cual lo suyo” sin diferencias ni preferencias con arreglo a Justicia. Dicho de otra manera con resultado económico, que “la Ley es igual para todos”.
Luego si esto es o debe ser así, ¿por qué no se establecen unos puntos básicos que defiendan al ciudadano en este sentido, y que no puedan ser cambiados ni manipulados por los partidos políticos de turno en el poder, sin que exista un referéndum popular para cambiarlos?
Si tuviéramos que dar algunos apuntes al caso aportando algo nuevo si cabe, pero sin recurrir en los tópicos habituales en los que se han empleado toneladas de tinta informativa, como es la corrupción; la evasión fiscal; los paraísos fiscales; la economía sumergida; la ingeniería financiera al servicio exclusivo del fraude, la corrupción y el pelotazo bursátil, y otros, que por supuesto deben ser abordados como algo que se ha hecho crónico a lo largo de las diversas legislaturas, pero sin llegar por ello a ser erradicado legislativamente.
El principal punto inamovible sobre el cual habría que legislar en beneficio del ciudadano es la educación y la salud; y sobre todo aquello que le pertenece por derecho de creación y que el ser humano no ha creado, que es la Tierra, el Agua y el Sol como dones de la naturaleza. Porque, si la Vida-Dios, puso todo lo necesario en la Tierra para el sustento humano,, pero todo para todos sin fronteras, por eso mismo también se podría fundamentar una determinada política económica como la establecida por Henry George, sobre la que se hace una legislación como sistema de forma justa y equilibrada.
Tenemos el Agua como factor de vida, y que es usurpada como factor privado económico, que también se debería de preservar con justa legislación, como legítimo factor natural de los pueblos.
El tercero y fundamental don de vida de los pueblos es el Sol, de donde deriva una buena parte de la energía alternativa benigna y renovadora con la que se puede emancipar el ciudadano legítimamente, como también del hidrógeno. Por eso mismo, es preciso resguardar todo aquello que nos libera de la pobreza energética y ambiental para nuestra salud, y no poner trabas a la ciudadanía en cuanto a su uso y libre disfrute como legado de la propia naturaleza, y podamos decir. ¡Nosotros, los pueblos!.
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