Cada astro que, desde vuestro destierro, veis en el espacio, es materia como vuestra tierra, y en aquel halláis las mismas especies que las tres clases de espíritus encarnados. Si bien es verdad que, en el que conocéis con el nombre vulgar de Luna, no han encarnado desde que dejó de ser destierro. Hace ya algún tiempo que lo verifican el vegetal y el animal, como preparación para recibir al hombre, que ha principiado ya a organizarse.
Todo es tan purificado, cuanto más elevado es el mundo en que habita llegando en algunos, al extremo de comprenderse unos con otros con gran perfección, y le basta, al ser humano, desear un objeto cualquiera para ser satisfecho al momento. Pero todos esos mundos, o sea, los seres que en ellos se encarnaron, son regentados por hermanos vuestros, quienes en su mayoría, fueron desterrados también; dando el Padre para este cargo, la preferencia a los hijos extraviados, cuando ellos, habiendo reconocido su falta vuelven humildes, y sumisos a la Voluntad Paterna. Así, en la Luz que en cada uno veis reflejar, debéis reconocer que es la que el Regentador recibió del Padre, por su trabajo; pues en cuanto a la parte material no existe luz alguna.
Comprendo lo que os maravilla la noticia y voy a aclararla más: De la misma manera que vuestros espíritus colocados en lo que llamáis vuestros cerebros irradian la luz y fuerza por el cuerpo humano que animan, de la misma manera el Regentador irradia su Luz y fuerza por todo el mundo que regenta.
La Luz que aquí se menciona no es la luz material: es la facultad por la cual el hombre puede sentir los efectos exteriores ya materiales, ya sensibles, es decir, el conjunto de sentidos que componen nuestra economía.
Cuando el Padre, tomando las substancias etéreas las pone a su figura, antes de dotarlas de SU Esencia, es con objeto de que, a su regreso, la esencia, vuelva también representando Su imagen ¿por qué os extraña pues hallar muchas imágenes que aun cuando os parecen iguales no lo son en atributos?
El Padre, Esencia pura es Regentador del Universo entero, y SU Amor, Bondad, Misericordia y Justicia, son tan infinitos como su paz universal: solo es causa de la guerra la materialización: desechadla y seréis felices. Amor, Paz y Caridad os recomiendo. Comprendedlo, explicarlo y practicadlo.
El Pastor en su Cabaña
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Hasta aquí la comunicación del Gran Pastor, por su parte la Cabaña, esperaría, sin hablar, hasta que los hermanos pidieran, para que cada uno se culpara a sí mismo de su retraso o adelanto, más recibo orden de hablar y debo ser obediente; puesto recibí para dar a mis semejantes que quieran recibir, no para mí, porque el Padre espiritual a nadie excluye de su obra.
Cuando empecé mis estudios espirituales, fue con espíritus instructores (pues solo debo a los materiales las dos primeras preparaciones); el primero de sus consejos fue; busca lo espiritual que lo material se te dará por añadidura. Seguí este consejo; y pronto se me enseñó la manera de conocer la elevación de los espíritus, para recibir caridad de los instructores, mayores y superiores, y practicarla con los ignorantes y prófugos. Más tarde, se me dijo que había de conocer a un Padre y aprender un lenguaje; me causó gran maravilla esta noticia, pero se me contestó: “Has llegado a un grado de elevación por tu práctica en el amor, y caridad espiritual, que la Justicia Divina te concede conocer al Padre y su lenguaje, para que, directamente, puedas comunicarte con El como lo haces con tus hermanos y padres materiales.”__ ¿Cómo podré conocer al Padre? Pregunté.__ Pronto serán visibles para ti, tu Profesor y Maestro, cuando los veas medita sobre lo que te he enseñado, y no te será difícil conocer a quién buscas con tanto afán; entonces, sabrás a dónde dirigirte, para que tu meditación sea tan certera como tu deseas, mas cuando a Él te dirijas sea para beneficio de toda la humanidad, sin pasión ni rencor hacia ninguno de tus hermanos.
Pocos días habían transcurrido desde esta comunicación cuando, el Instructor, me anunció su despedida diciendo, que, el Profesor, llegaba ya para dirigirme, puesto que él, no me podía enseñar en justicia más; pero que lo probara y no le diera entrada sin haberlo reconocido, que el Profesor, por su parte me examinaría con grandes pruebas. En efecto, pronto se presentó, y, si en su presentación fueron cortos y cariñosos los exámenes, cariñosos, pero duros fueron después de día en día.
Cuando creyó conveniente llegó el Maestro, y si cariñosos y duros fueron el Instructor y Profesor, más lo fue el Maestro desde el momento de su presentación, que no me había sido anunciada.
Grande fue mi admiración al darme el nombre que llevó en materia, me causo tal respeto que, ni el lápiz podía tener en la mano, pero él con todo cariño me habló de este modo, dándome un fuerte abrazo.__ ¿Por qué dudas hermano mío? ¿Por qué desconfías del amor y justicia del Padre? Pruébame cuanto quieras, es tu deber, como el mío de probar tu firmeza y fe antes de confiarte el tesoro que debo confiarte para la humanidad, tanto libre como desterrada; pide al Padre que es amor y justicia para ti, como para mí, y recibirás contestación.
Después de algunos momentos de dudas, quedamos conformes Maestro y discípulo. Constantemente seguía sus lecciones, me prometió que lo vería tal como en la actualidad era su forma, y tuvieron por conveniente presentarse también hermanos más purificados, uno entre ellos que había dejado su materia en Juno, para que, según él, pudiera dar testimonio a los materiales.
Grandes han sido las pruebas que he sufrido durante mis estudios, y para que la humanidad tome valor explicaré el siguiente:
Cuando más descuidado me hallaba, y después de mucho tiempo, que el primer Instructor no se presentaba recibí la comunicación siguiente:
“Pruébame hasta que estés convencido de quién soy” “Eres, (le contesté), mi primer Instructor a quien tanto debo” “Pues vengo a decirte, que vas por mal camino, debes leer mucho los libros que otros escribieron, para que puedas aprender el Espiritismo; el Maestro que te dirige te conduce mal, y tanto que vengo decidido a que dejes a uno de los dos, a él o a mí”. Le pregunté por qué me aconsejaba de aquella manera puesto que él mismo me había ordenado que no leyera nada hasta que por mí mismo hubiera estudiado lo elevado, porque, leyendo después, podría comprender los errores en que se había incurrido. Y en cuanto a elegir entre el Maestro o él, dije que tampoco podía hacerlo, por cuanto los dos eran mis hermanos y cada uno me había enseñado lo que podía en justicia.
Insistió en que era precisa mi elección, pues que los dos juntos no cabían. ¿Cómo salir de tal apuro sin estar firme en el conocimiento de los Atributos Divinos, y sobre todo en la Ley Divina? ¡Imposible! Yo invocaba, y la contestación era: “Sé firme y vencerás, defiéndete con tus armas” Invoqué de nuevo, y por toda contestación me dijo: “elige entre tu Maestro y tu Instructor” Entonces recordé las muchas veces, que me habían dicho que cuando los hermanos trataran de engañarme, acudiera en queja directamente al Padre. Pues ¿qué mejor ocasión podía presentarse, que aquella en que se me quería obligar, a que faltara a la caridad y amor que, el Padre me había encomendado, pues me mandaban elegir entre el Instructor y el Maestro? Al par que este recuerdo, nació un sentimiento, el temor de dirigirme a Él, por el gran respeto que le tenía, mas en aquel trance de apuro, lo deseché y supliqué con fervor. Pronto obtuve esta respuesta con el lápiz en mi propia mano, pero con fluido tan distinto de cuantos hasta entonces había tenido que no pude dudar que era directo de Él: “Cumple tu lema” Obtenida esta contestación volví a meditar, y comprendí que debía ser fuerte, por lo cual invoqué de nuevo a mi Instructor primero, y luego al Maestro, quienes no tardaron en abrazarme, diciéndome: “Fundaste los cimientos del edificio sobre la roca dura, y no podrá destruirlos el mundo entero” Añadiendo el Maestro: “Te hemos probado de esta manera, para ver si podía confiarte el título que te presento de interprete, recíbelo y trabaja, más si cabe pero sin molestar nunca tu materia en demasía, pues me es necesaria Adiós.”
Más tarde supe que me habían dado prueba tan fuerte, para obligarme a que fuera directamente al Padre, pues yo, no lo hacía por un temor respetuoso que no debe existir, ya que no lo podemos amar sino amando a toda la Humanidad y ofender, ofendiendo a uno solo de nuestros semejantes.
Luego he sufrido grandes pruebas para asegurarse de mi constancia en el cumplimiento de lo que me está encomendado, tanto material como espiritualmente; pero también se me han dado medios eficaces para fortificar mi fe. Grandes pruebas se verifican continuamente en nuestras reuniones familiares, en las cuales, algunos saben lo bastante para poder dirigirlas materialmente, pues comprenden al Director espiritual. Pero estamos convencidos de que, sin conocer el lenguaje espiritual, es imposible conocer a los espíritus, ni el grado que ocupan, ya que ellos son nuestros Instructores, Profesores y Maestros, y si no comprendemos su lenguaje, no podemos ni siquiera llamarnos Espiritistas.
En nuestras mencionadas reuniones que todas son de instrucción, nos hablan generalmente en parábola, para que los novicios se acostumbren a trabajar en lo Espiritual, y difícilmente sacan gran partido los que sólo asisten a una o dos de aquellas.
Hemos comprendido que el Ante-Cristo para inventar las brujas, hechiceros y diablos, había entendido el lenguaje espiritual y visto bien a los Espíritus, y que estos se presenten a nosotros con tantas formas cuantas han tomado en los diferentes mundos de la pluralidad, por los cuales han pasado antes de llegar al grado que ocupan.
Hemos comprendido también que, los mejores intérpretes (médiums), cuando les domina el orgullo o el egoísmo pierden tanto (espiritualmente) cuanto habían ganado, puesto que sus espíritus protectores obran de modo que todo lo comprendan torcidamente cuando reciben comunicaciones sin que por esto los guías falten a la caridad.
Hemos visto en otras reuniones, donde para nada se usa el lenguaje espiritual a Médium Sonámbulo maltratar su propia materia por medio de golpes, y que cuando el Espíritu lo dejó, quedar aquella molestada y dolorida; mas en las nuestras hemos visto todo lo contrario: son muchos los desarrollados tanto de escribientes como de sonámbulos que se ha verificado, pero excepción hecha de los movimientos regulares que deben tener lugar cuando el Espíritu libre y el de la materia se unen en un mismo cuerpo no hemos visto el menor incidente, a pesar de haberse presentado espíritus prófugos libres y prófugos en materia,__ habiéndonos dado esta clase de espíritus ocasión a grandes estudios, __ mas lo que sí hemos tenido, han sido médiums (desarrollados en otras partes), que otros llaman Espiritados y después de haber conocido la clase de espíritus que los dominaban han hablado y descubierto el por qué obraban de aquella manera, puesto que algunos han sido tan francos que nos han dicho: “¿No recordáis aquellas palabras de nuestro hermano Jesús: al que poco tiene se le quitará, y al mucho se le dará? Pues así nosotros, nos hacemos diablos para que los que creen que podamos hacerles diabluras que ellos desean, nos hacemos ángeles para los que creen en su guía protector, y seríamos demonios, si pudiéramos serlo, pero esto es imposible para nosotros, puesto que para poderlo ser, sería preciso que estuviéramos encarnados como vosotros, puesto que entre vosotros se hallan en mayoría los verdaderos espíritus rebeldes ya que también hay ángeles encarnados.” Habiendo preguntado: ¿cómo hemos de conocer los ángeles y demonios que existen entre los encarnados? Se nos contestó: “Los verdaderos demonios son aquellos que separando a sus hermanos del amor, paz y caridad que deben a sus semejantes procuran hacerlos egoístas y orgullosos; ángeles son aquellos que los enseñan con palabras y sus obras, a que practiquen la Ley del Amor, Paz y Caridad; en fin, recordad y meditad, porque Jesús dijo a Pedro ¡Apártate de mí Satanás!”
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No nos es dado poder dar a luz, cuantos experimentos de gran importancia y de trascendencia especial que hemos hecho y visto en el destierro en que nos hallamos; pero Sí diremos a la humanidad, qué nos ha sido dado ver fuera de él, y siguiendo los consejos de nuestros Instructores y Maestros, nos atrevemos a decir a los Astrónomos que, si desean seguir los nuestros, verán con ojos espirituales, lo que no han podido ver con instrumentos materiales. ¿Saben por qué? porque la capa atmosférica que cubre la Tierra, es tan espesa y oscura que, no es posible puedan ver lo material que en otros mundos se halla, y ¡cuánto menos, pues, podrán ver lo espiritual! En la Luna podría ser más fácil, puesto es tan cercana a la Tierra, y su atmósfera, de color ceniciento oscuro, da paso mejor a las observaciones hechas con instrumentos materiales, y como su resplandor no es visible más que para los de la Tierra, es, en mi concepto, donde materialmente, podrían dirigirse con algún acierto; pero, en cuanto a los demás Astros, es mi deber repetir que no podrán sacar grandes frutos con los instrumentos materiales, por lo cual haré una pequeña aclaración.
Desde la Tierra hasta Venus, calculáis que hay mil millones de kilómetros de distancia, si pudierais remontaros hasta fuera de la atmósfera que circunda a aquella, con seguridad os digo que vuestros cálculos doblarán la distancia; y debo advertir que, en toda la pluralidad, no hallaréis atmósferas que os pidan hacer vuestros estudios como en los de la Tierra y la Luna. De paso debo manifestaros también, que tenemos en la actualidad, ya un nuevo destierro (dentro de la Tierra) del cual no veréis ni su atmósfera con vuestros instrumentos, porque sus murallas no pertenecen a esta clase.
Os suplicamos pues que, dejando lo tradicional emprendáis nuevos estudios y os convenceréis que, si grandes problemas habéis resuelto para la humanidad con declarar la pluralidad de existencias os espera poderla sorprender y darle nueva luz, reconociendo y separando lo espiritual de lo material. No olvidéis para vuestros experimentos que, así como embota vuestros instrumentos la atmósfera terráquea, también los embota o deslumbra el brillo (luz), del astro al cual queréis dirigiros y aunque, para el hombre, no existen misterios si sabe cumplir la Ley Divina, también debe reconocer que hay una Ley de Justicia y que sin estudio, perseverancia y gran fe poco podréis alcanzar.
Y vosotros queridos físicos-químicos, no olvidéis que, los oficiales del Gran Arquitecto disponen de artefactos para pulimentar al espíritu como vuestros plateros para pulimentar sus metales: estos últimos tienen sus instrumentos de metal, y aquellos tienen los suyos espirituales para pulimentar a los espíritus. Pero antes de pasar más adelante, os pido perdón por mi atrevimiento, a todos en general, por meterme a enseñar a los que habéis gastado vuestro dinero y tiempo en estudios en los cuales, yo como material soy completamente lego; mas espero comprenderéis que sólo soy un instrumento en esta ocasión y que es otro el que os explica su saber. En esta confianza, proseguiré mi atrevimiento, explicando las condiciones de los instrumentos de que se valen los oficiales (o guías protectores) para pulimentar a sus protegidos.
Vosotros encontráis en el animal y en el vegetal, los medicamentos para curar las enfermedades de la materia humana; y observáis que una misma droga, en la misma enfermedad, no siempre obra de la manera que vosotros esperáis; y habéis preguntado muchas veces a vuestra razón el porqué de tal suceso, sin que ella os haya sabido contestar nada en claro. Pues, si supierais el lenguaje espiritual, con seguridad sabríais medicar al enfermo sin necesidad de pulsarlo ni siquiera verlo. ¿Queréis saber el por qué? Porque el guía protector os diría lo que deberíais hacer para curar aquella materia si convenía su vitalidad y en caso contrario os encaminaría, según conviniera para abreviar cuanto antes los padecimientos; por cuanto ellos, al usar los artefactos saben de qué clase deben darlos, para que castigando las materias puedan los espíritus que las ocupan rebajar su orgullo y entrar en meditación. ¿No habéis visto que seres indomables para los hombres y rebeldes a las leyes humanas se han humillado ante la enfermedad porque les quitó aquello fuerza brutal de que disponían? Pues considerad que hay espíritus jóvenes todavía que, sin las enfermedades serían más orgullosos que los leones. Observad y comprenderéis que de este modo labran los guías a sus protegidos, puesto que matan su orgullo y quitándoles la fuerza brutal, se hacen humildes ante los que habían humillado por la misma fuerza.
Cuando habéis hecho la autopsia a ciertos cuerpos que han padecido enfermedades que llamáis crónicas ¿no habéis hallado seres vivientes dentro de aquellos cuerpos humanos que no pertenecen a géneros conocidos y que no convienen a los del cuerpo en vida y estado normal? ¿Cómo o por qué se han introducido allí? Tened presente que la casualidad no existe, luego busquemos la causa de todo efecto, y en todo la hallaremos si buscamos con fé y para altos fines.
Vosotros sabéis muy bien que todo cuerpo, cuando el espíritu lo abandona, despide sus átomos en forma de gases; ¿a dónde van? ¿creéis que son la nada y se pierden en el espacio? No, todo es útil al ser humano, tanto en forma de cuerpo como descompuesto en partículas.
Pues todos trabajamos para llegar a un mismo fin y así como vosotros halláis medicamentos en los vegetales y animales, o sea en lo material y empleáis trabajos también materiales para prepararlos; los guías protectores los recogen preparados, para darlos a sus protegidos según crean necesario, para llegar a los fines que se proponen tanto para producir enfermedades como para curarlas, tanto para dar orgullo como tranquilidad. Diréis que, tales maneras de obrar no son caridad, mas quien lo diga, tenga presente que nuestras materias, cuando nosotros no progresamos los espíritus solo las aprecian como nuestra cárcel. ¿Acaso, si nosotros tenemos un hermano querido en la cárcel material, reparamos en los medios para sacarlo de ella aunque tengamos de romper los hierros o abrir el muro?
¡Ah! Si supìérais que ellos son vuestros verdugos en mayoría y la caridad que en ello practican! ¿Qué seríamos sin lo que llamáis muerte? ¿Comprendéis que Dios sería justo, si el hombre no tuviera otra cosa que en lo que la Tierra existe y tal cual vemos lo que llamamos sociedad en todas sus esferas? No! Por eso, nosotros que hemos visto y comprendido la pena del Talión que se puede sufrir, damos la voz de alerta a toda la humanidad, para que cada cual la sienta según su conciencia se lo permita y sin que nos crea a nosotros, estudie por sí mismo como es su deber y el fruto que recoja, todo será ganancia para él pues que la nuestra la tenemos asegurada cumpliendo la Ley Divina.
Amor, Paz y Caridad, sea siempre nuestro lema, comprendido, explicado y practicado espiritualmente.
La Cabaña
En ella comprendí la verdad de aquella palabra que me habían dicho: solo necesito tu voluntad, lo demás es obra mía, así que, en todo cuanto escribí y enseñé con el nombre Cabaña, no tengo otra responsabilidad o mérito que la fidelidad o infidelidad con que fue servido el Pastor.
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