Barcelona 31 de Julio 2015
¿Quién es el que manda?
Ha llegado el momento de efectuar el equilibrio en lo socio político y económico, y saber en todo momento quien manda o le compete en Justicia mandar.
El deber de la política es poner en cuestión y efectuar el equilibrio de poderes; y esto no se puede hacer de otra forma sino cumpliendo la Ley de “A cada uno lo suyo con Justicia inmutable para todos”, semejante a la Ley de DIOS.
¿Por qué los partidos políticos no cumplen con lo prometido como Ley establecida? Porque no son capaces de reconocer públicamente si el que manda es legítimo o no; por eso no dan la cara a los ciudadanos cuando incumplen con quien les votó.
Los grandes problemas socio económicos planteados y creados por el hombre, se solucionan con una sencillez asombrosa cuando cada cual se circunscribe ante la Ley, accediendo solamente a lo que es suyo en su dedicación, trabajo y esfuerzo.
Solamente la manipulación de la masa ciudadana para imponer la Ley del más fuerte y más astuto, puede causar desequilibrio en el mundo. Luego ¿qué es preciso para vivir según la Ley de la propia naturaleza? Comer y poner en práctica tanto los deseos como las ambiciones humanas legítimamente consideradas, y eso quiere decir que de forma ineludible debe de cumplir legal y honestamente la Ley que la sociedad legítimamente ha considerado, para distribuir el usufructo del erario común de todos los ciudadanos.
Luego por una parte tenemos el Gestor generador como empresa promotora de riqueza como fuerza social; y por la otra el asalariado que hace posible generar tal riqueza. Por eso es imprescindible que la fuerza política pueda equilibrar esos dos ineludibles campos: pues de no ser así, nos marcharemos de este mundo sin haber hecho el trabajo ejemplar de equilibrio correspondiente.
Según el planteamiento expuesto, si bien la Justicia no hace diferencias, también las contempla porque no todos son igualmente dedicados y esforzados, luego la justa Ley también contempla las diferencias. Pero siendo esta para todos, igual, los creadores de riqueza también deben de ser controlados en su gestión de cumplimiento, por la acción política, para no romper el equilibrio presupuestario de la sociedad en cuestión.
El problema del mundo lo crea el hombre con su mala política, no el mundo; luego el hombre debe de cambiar su política para gestionar al hombre en el mundo. Así pues, el que diga que algo vale tanto de forma desorbitada, debe de sujetarse a una política ciudadana y soberana, como así también su calidad ofrecida.
Todas las cifras económicas expuestas como argumento, tanto de crecimiento como de producción, deben tener o ajustarse a una lógica de mercado común equitativo entre las partes, porque comúnmente está o debe de estar expuesta su Justicia. Ya que por mucho que queramos argumentar las descomunales diferencias en cuanto a la riqueza generada por la libre empresa, no hay más salida que la de la Justicia para todos en su cumplimiento. Este es el auténtico significado del vivir en Comunidad, y es el sentido común en nuestra forma equilibrada de vivir.
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