02 Informaciones, como «Primera Parte»

  Pedro Vallejo Garnica, Defensor del Deísmo, Cristianismo verdad y del Espiritismo filosófico. Publicó su obra en Barcelona. Basó su filosofía, teología y su moral en los Atributos Divinos: Amor, Paz, Caridad, Bondad, Misericordia y Justicia todos en grado infinito. Defendió el liberalismo y la libertad de conciencia. A lo largo de su obra fue conocido por los pseudónimos de LA CABAÑA (1880-1895); EL JESUITA BLANCO (1895-1904) y PEDRO CONTINUADOR DE LA OBRA DE JESÚS (1904-1915).

 LA MEDITACIÓN INCONSCIENTE

De un hombre sin dinero y sus resultados

Hoy Pedro Continuador de la obra de Jesús

  ¡Cuán triste es la vida sin dinero, y cuán dulce la muerte para seres que, como yo, comprenden lo poso que valen, puesto que los hombres no se aprecian entre sí en más valor que representa el dinero que poseen!

  El hombre, mientras tiene dinero en abundancia, es Rey entre los Reyes; todos los hombres le adoran por perverso que haya sido; tanto el monarca como el indigente muéstransele sumisos; la religión le bendice como al más virtuoso; todas sus cosas son adoradas con gran afecto cual reliquias de Santos, desde sus vestidos y su calzado hasta los perros que le acompañan; sus coches y caballos, enjaezados de plata y oro, son más respetados que el hombre pobre, pasan por doquier y ¡ay del miserable que se queje al ser pisado ni atropellado por uno de aquellos! Ya por frío, ya por calor, se le preparan sus habitaciones adecuadas a las estaciones del año, como vestidos, camas, etc. Todos los actos del hombre rico son ensalzados como ejemplo de la más alta moral, aunque sean vicios asquerosos, atropellos a la honestidad o a la virtud, que ante su dinero se rinde el hombre, y ¿quién sabe si hasta la vara de la justicia? Mas, desde el momento en que le falta el dinero, cambia también el panorama en la cosa más triste; si el cambio es repentino, empieza por la indiferencia de los mejores amigos; hasta entonces ninguno se preocupó de cómo el hombre había sido rico o por qué tuvo tanto dinero; mas llegado a este caso, todos se aplican a criticar sus actos pasados y presentes: todas aquellas bondades se tornaron maldades, las virtudes vicios, el saber en ignorancia, etc., etc.; entonces es cuando el que fue rico empieza a ver el desengaño de las cosas de la vida. Mas el que fue pobre siempre y vio a aquel en toda su opulencia, no sabe darse cuenta de tales cambios en los hombres opulentos; se mira a sí propio en su actual situación y a menudo se compara con los que fueron ricos haciéndose estas preguntas:

  ¿Qué es el hombre pobre más que una bestia de carga puesta al servicio del rico? ¿Para qué trabaja el pobre? Para aumentar las riquezas del rico, y cuanto más las aumenta, más fuertes son las cadenas con que queda esclavizado; el pobre que no trabaja no come; el rico sin sudar come con hartura y aumenta sus capitales a pesar de derrochar en cosas vanas a presencia y paciencia del trabajador, como burlándose de su miseria; y es tan triste para el hombre que suda ver todas estas cosas y compararlas con su triste situación… que horripila solo pensar en ellas; y si padres de familia hay que han perdido el conocimiento de hombres por pensar en este asunto, y llegan a ser criminales, son dignos de la mayor compasión en vez del desprecio con que lo que se llama sociedad humana les anonada, tratándolos con tal dictado y sin comprender las causas que le arrebataron lo que nombran juicio. Tal vez yo en estos momentos soy tan loco como aquellos, mas… me reconozco con sano juicio, y si algo hay sobrehumano, como nos enseñan las Religiones, ya castigará mis locuras, o si así gustan, los hombres.

  Créome pertenecer a la misma especie a que pertenecen todos los hombres, ya ellos tengan o no mucho dinero, ya se les diga Reyes, Papas, Banqueros, Obispos, Condes, etc., etc., y que la más baja categoría de la humanidad; trabajo toda la vida y no puedo contar con el pan necesario para el sustento de mi familia y el mío: la Religión nos enseña que debemos comer el pan con el sudor de nuestra frente y mi conciencia me dicta que este dicho es verdadero, pero ¿por qué tan solo lo ha de cumplir el que no tiene dinero? Este, tomándolo por deber y poniendo todas sus fuerzas físicas, oye que sus hijos dicen que tienen hambre, y no puede darles pan; que tienen frío, y no puede abrigarlos por falta de ropa: ve que están enfermos y no puede asistirlos con los medios necesarios, porque el jornal que le pagan por su trabajo no alcanza para cubrir sus necesidades; pero ve que quien se lo paga, sin trabajar como él, no solo gasta y derrocha, sino que también viste a todos sus animales sin tender una mano a seres de su especie, que por el cumplimiento del precepto arriba mencionado, debían ocupar su puesto en el disfrute del trabajo, si en justicia se pagara a cada uno lo que suda.

  Verdad, que los hombres ricos han fundado casas de Maternidad, Hospicios y Hospitales, mas ¿por qué, y a qué precio le cuestan al pobre? Las primeras y segundas las han fundado para cubrir sus dobles faltas de humanidad , faltas que no comete ningún animal por feroz que sea, puesto que este nunca falta a la ley que por naturaleza pertenece a su progenitura; y la tercera por temor de que la clase pobre no los infeste con las enfermedades propias de la miseria porque les hacen pasar, pues si estos temores no les asaltaran, no soltarían un solo céntimo la mayoría de los ricos para sostener tales fundaciones: los ricos debieran comprender que los que no tenemos dinero, tenemos los sentimientos del alma tan o más sensibles que ellos en su mayoría; porque a ellos el dinero les roba mucha parte del cariño que pertenece a sus hijos, mas los que no lo tenemos, lo dedicamos íntegro a nuestra prole; la miseria porque nos hacen pasar, nos obliga a dos cosas; o sea, de dos a tomar una; la costumbre hace la ley; pagando poco el trabajo obligan al trabajador a que les roben sus intereses para cubrir las necesidades o que nos hagamos insensibles al llamamiento de nuestros hijos cuando nos piden pan; con la costumbre del servilismo se pierde el amor y cariño a lo que es más grato a nuestro corazón, ¿qué podremos guardar para ellos y sus intereses? El odio adquirido por obligación, porque ningún corazón se halla vacío por Ley de Naturaleza, está lleno de amor infinito; mas cuando se le obliga a desocuparlo, lo invade el otro; elijan pues.

  Si los hombres ricos no perdieran la razón con su dinero, comprenderían que cuando uno de sus trabajadores manda un individuo de su familia al Hospital, manda allí un pedazo de su corazón; ¿cómo no endurecerse y recordar que es hombre y con más derecho de poseer una fortuna para poseer y tener a su lado aquello que tuvo que abandonar, puesto que cumplió el precepto que la santa religión nos enseña? Pero hay más; la mayoría de ellos procuran averiguar el estado de salud en que se encuentra el individuo enfermo, preguntando al que más abierta tiene la herida del corazón, sin comprender que cada pregunta es un dardo que le atraviesa; pero si ellos se ponen enfermos y un padre deja de servirlos o los abandona en tal circunstancia…¡ay de él si ha de comer, por más que la enfermedad fuere de las más infecciosas!; ¿no es esto una locura? Sí, y si estoy equivocado, no lo estaré al decir que los ricos no tienen más alma que el dinero, mas ¿para qué pensar más en la miseria del pobre y en la opulencia del rico que son el efecto? Busquemos la causa de él: ¿por qué unos hombres tan pobres y otros tan ricos? ¿por qué tales diferencias entre hombres de la Tierra, puesto que las necesidades del pobre para la vida son iguales que las del rico, y para mayor desgracia del primero, no se le permite marchar por ella al estilo de Adán, ni se le da terreno en que plantar una higuera para con sus hojas cubrir su cuerpo?

  ¿Qué es el dinero?¿es acaso el Dios que para todo tiene poder, y según algunos, llave de todos los goces? Los hombres que se titulan religiosos dicen que no, y que Dios amó la pobreza; mas yo veo que ellos aprecian la riqueza y que los ricos acuden a los templos. ¿Por qué todo esto? ¿será que sólo los ricos pueden conocer a ese Dios, que tanto nos han ensalzado en nuestros primeros años, y los elegidos para el caso, como fueron los de Leví para el tabernáculo? ¿qué misterio es este para que no podamos comprenderlo? ¡Mas… qué oigo? me dicen que ninguno; pero ¿acaso las imágenes del Sol hablan o es que estoy loco en realidad? Pero no puede ser esto último, puesto que yo he visto y he oído claro; la imagen me ha presentado un nivel, pero… no la veo ni la oigo más; ¿qué es esto? ¿Será acaso una de tantas imágenes como nos han manifestado para representarnos al diablo? De todos modos, me gustaría volverla a ver y oír; ¿será posible que lo consiga? ¡Oh!… me dices que espere, pues lo haré con gusto.

   Prosigamos.

  Han transcurrido diez y seis años, y la imagen Solar con su presencia y su palabra no ha vuelto a aparecer; mas su solo recuerdo me ha dado fuerza y valor para soportar los acontecimientos bruscos que en tales años se han presentado ante nuestro paso: ¡cuántas iniquidades hemos tenido que vencer tanto materiales como morales! Tal vez imposible sin semejante recuerdo. ¿Volveré a ser tan feliz que pueda verla y oírla siquiera una sola vez? Por el tiempo transcurrido pierdo toda esperanza, pero un algo en el interior de mi ser me dice que sí; en mi corazón hay un vacío que no lo llenan las Religiones. Un recuerdo me persigue y por mucho que trato de evitarlo, me es imposible. ¿Cómo remediarlo? Esperando como hasta aquí.

 La cáscara de un caracol de mar

  Corría el mes de Enero de 1880, cuando un Embajador portugués llegaba a Barcelona, procedente de la China y de paso para Portugal; al ser desembarcados sus equipajes y reconocidos por la Aduana, separó la cáscara de un caracol de mar, porque entre los demás objetos se había desfigurado y lo arrojó al suelo; nuestro hombre sin dinero obtuvo permiso del portugués para recogerlo y lo regaló a un amigo, de oficio instrumentista para que aprovechara aquel nácar en el adorno de ciertos instrumentos: el instrumentista al deshacerlo halló dentro del nácar más a propósito para aderezos de mujer que para instrumentos musicales, y obtó por hacer uno para su hija de nuestro hombre sin dinero; al efecto, trató con otro su amigo de oficio platero, y después de haber este último preparado el diseño, pasaron juntos a enseñarlo al que había proporcionado la cáscara, acompañados de otros tres amigos suyos.

  Cuando quedaron conformes sobre el diseño y la cáscara, cambiaron de conversación y ésta recayó sobre Religión; Nuestro hombre sin dinero dio su parecer, mas sin concluir de hablar sobre el particular, se apagó una de las dos luces que ardían en la estancia, y en el acto dijo una joven que acompañaba al pequeño grupo.__ Sr. Pedro ¿V. es espiritista? __ No sé qué significado tiene tal palabra (contestamos). Mas ella insistiendo, dijo:__ V. lo es sin saberlo. Entonces dos de los que le acompañaban confirmaron el dicho, diciendo haber visto la mano Fluídica que había apagado la mencionada luz; grande fue la admiración que nos causó de pronto; mas cuando ellos nos dieron algunas cortas explicaciones, caímos en la cuenta de lo que fuese la Imagen Solar y de las palabras oídas en nuestra burda meditación, y pedimos a los nuevos amigos nos dieran alguna instrucción sobre el particular, ofreciéndose ellos gustosos.

 Dos nociones de espiritismo

  Era marzo de 1880, cuando por primera vez asistimos a una reunión familiar espiritista; cinco personas lo componían; entre ellas sólo había un intermediario que se valió del lápiz para cumplir su cometido; desde los primeros momentos de invocación un algo se apoderó de nuestra garganta que no nos permitía hablar, hasta que las lágrimas corrieron por nuestras mejillas; pero acompañadas de una satisfacción tan grande, que parecía haber crecido nuestro corazón al propio tiempo: el intermediario obtuvo las palabras que siguen:

__ Estoy con vosotros, ¿qué queréis? __ Y habiendo contestado una de los que estaban acostumbrados a estas sesiones, se la respondió que la pregunta iba dirigida al hermano Pedro, puesto que ya en otras ocasiones lo llamara y no lo comprendió por eso él hizo que pasaran a nuestra casa. Nos hallaba reunidos y nos daba las gracias.

  Desde aquel momento, supe que como tuviera voluntad, podría pronto comprenderlo, pues me basta elevar mi pensamiento buscando a Dios y pedirle que le permitiera venir para entendernos; y en efecto; nueve días más tarde nos empezamos a comprender en el asunto espiritual, cual si propiamente fuésemos dos hombres o dos espíritus, maestro y discípulo.

  Como quiera que, si grandes deseos tenía el discípulo, mayores eran los del Maestro, continuaron nuestras instrucciones diariamente por espacio de tres años consecutivos.

  El primer cuidado del maestro fue enseñarnos a conocer a los seres libres en sus categorías, para que recibiéramos caridad de los superiores a nosotros y pudiéramos darla a nuestros inferiores.

  El segundo, fue enseñarnos a comprender y conocer la Ley y Atributos Divinos como verdaderos cimientos del edificio Espiritista, encargándonos buscásemos en él las cosas esenciales del alma, que las materiales pertenecientes al cuerpo se nos darían por añadidura con el trabajo material, que procurásemos huir de reuniones espiritistas hasta que hubiésemos recibido la educación espiritual que se proponía darnos, que sería especial cual ningún espiritista la había recibido; pues después debíamos leer y revocar los errores que se habían cometido.

  El placer y confianza con que tomamos y seguimos tales consejos llenó pronto de satisfacción todo nuestro ser, puesto que supimos el porqué de la visión imagen del Sol de otros días, tan repentina y tan breve en palabras; más también comprendí que sin ella, hubiera sido imposible soportar el trance porque pasaba nuestro espíritu en aquellos momentos de prueba, y con más, no hubiéramos procurado trabajar lo bastante para llegar al punto de razón que necesitaba para poder comprender lo que tanto buscaba; pues que la materialización se lo impedía; para cuya comprensión se nos hizo la comparación siguiente. Del mismo modo que el fruto se sazona en la planta, corriendo los temporales, se sazona el espíritu corriendo las peripecias de la vida material; pues si la planta goza en los tiempos benignos, crece con lozanía y necesita de las borrascas para probar la firmeza y debilidad del fruto, también el espíritu humano necesita pasar por las adversidades de lo que se llama fortuna material, en donde se prueba su amor y caridad hacia sus semejantes, como cumplimiento de la Ley Divina si quiere salir del destierro en que se halla, al propio tiempo que el valor y serenidad para confirmarle ciertos trabajos espirituales.

  Comprendimos también, que si la abundancia del dinero produce goces materiales es, en cambio, gran rémora al espíritu, pues entretenido con él, no procura por su verdadera riqueza, que es su propia esencia; con la que se justifica claramente dos dichos de Jesús, que se hallan en el Evangelio.

  1º Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de los cielos, si limpios estáis de corazón.

  2º Es difícil que entre un rico en el reino de los cielos como pasar un camello por el ojo de una aguja.

  Se me ofreció la verdadera riqueza si la quería aceptar; pues que la hallaría tan grande cuanto más reconociera y me ajustara a la mencionada Ley y Atributos Divinos, punto esencial de exámenes para toda cuestión de esta.

  Para poderla obtener era preciso que no ocultara a mis semejantes lo que fuese viendo, oyendo y comprendiendo, cual muchos habían hecho: unos por egoísmo, otros por cobardía, pues si así no hubieren obrado, la humanidad en la Tierra sería en la actualidad una sola familia.

  Que debía ser tan fuerte como columna de bronce, y tan vulgar como fuera posible para poder soportar, guardar y enseñar al que la verdadera luz quiera ver, puesto que los hombres, orgullosos de su saber chocarían contra mí; mas si yo sabía cumplir lo que con juramento prometía, todos los hombres los hombres de la Tierra doblarían su cerviz ante la Luz que les enseñaría; porque muchos vendrían en mi ayuda, tanto espíritus libres como encarnados, presentando testimonios de exacta verdad por más cultos que se hallaren.

  Que no era solo entre los hombres para descubrir la Luz del alma que los egoístas se empeñaban en tener oculta puesto que otros hermanos me ayudaban ya por distintas regiones, y que un día nos encontraríamos y reuniríamos todas las religiones en una sola, puesto que Dios es uno, una su Ley y única su Religión: que ante El no cabe otra que el exacto cumplimiento, y que a quien la cumple, nada oculta la naturaleza ni su Autor. Y en efecto: pronto supimos que el hombre es una trinidad compuesta de materia etérea (Espíritu), esencia Divina (Alma o vitalidad) y cuerpo (Hombre); que la primera y tercera son materias presentadas por el orgullo, egoísmo y vanidad, y por lo tanto, tinieblas e ignorancia, mas la segunda es esencia Divina, representada por el amor, paz y caridad, y por lo mismo, luz, vida e inteligencia; que están constantemente en lucha unas con otras, o sea, la materia con la esencia: que por el dominio de la materia estamos y estaremos en la Tierra hasta que sea vencida por la esencia, puesto que esta, como Divina, se aproxima tanto d Dios como se separa de la materia; que este dominio debemos cumplir como Ley, y una vez cumplido saldremos del destierro, porque la Justicia de esa misma Ley no nos permitirá estar aquí; mas nos deja en completa libertad para cumplir, tanto en lugares, cómo, cuando y en donde hemos de hacerlo. Pero es indispensable hacer más bien que mal hemos hecho, antes de poder volver nuestra alma al centro Solar, de donde procede su partida y convertida en la imagen del mismo Sol.

  Que tenemos siempre a nuestro lado otro Ser superior a nosotros, que, cual nuestras niñeras cuidan y dirigen al hombre niño, ellos dirigen al espíritu por la senda de la Ley justa, en la cual nos tratan según las facultades que nosotros les dimos antes de venir a la Tierra.

  Que tiene muchos mundos donde habitar el ser humano y que la Tierra, punto más inferior, o sea más materializado, es el único donde existe “lo tuyo” y “lo mío”, por lo que nos trajeron a ella para satisfacer nuestra ambición material.

  Que antes de venir elegimos el sendero por donde queremos pasar, y con arreglo a la elección, las comodidades y penalidades: razón por la que hay y habrá por algún tiempo ricos y pobres, sueños y esclavos; pero, cada cual en su escala, debe cumplir la Ley de Amor, Paz y Caridad ya mencionada, y puesto que a ella nos hemos de ajustar todos por medio de la pena del talión, gran paso tiene dado el que vino para esclavo, si con resignación sabe cumplir. Que bajo tal cumplimiento se hace digno o indigno el espíritu, tanto encarnado como desencarnado, de ver, oír y comprender todo lo concerniente al alma puesto que, a pesar de ser hombre consigue que su alma, traspasando los límites terráqueos, se remonte al espacio, y visite los lugares que alcanzó con la práctica del cumplimiento de la Ley espiritual o Divina; y recordando muchas veces con toda exactitud lo que vio y oyó si quiere por breves instantes, cuando vuelve al cuerpo.

  Entonces se nos dijo; luego se nos permitió recorrer y ver para que no podamos hablar por hipótesis y sí con toda verdad.

  Del mismo modo que el alma se eleva a regiones desconocidas, para los que no pueden ver, como ella, con la vista de su primitiva naturaleza desciende y penetra en las entrañas de la Tierra, o sea, en el vacío, donde pereció su primitivo germen, y donde se hallan seres humanos olvidados de los actuales hombres, como ellos olvidaron a otros cuando hombres fueron y en la superficie habitaron; y su estado es tan triste, que nuestro espíritu se turba en demasía cuando allí acude para poder dar una narración extensa; pero espera fortalecerse, y tal vez otro día pueda destinar una página al descubrimiento de caminos directos para que puedan entrar en comunicación los hombres con los que no tienen sexo conocido.

  También hemos tenido ocasión de ver que, fuera de la atmósfera que circunda nuestra Tierra, se halla un libro abierto donde todos al venir a la Tierra dejamos dos páginas abiertas; en una consta el debe y en la otra el haber, y en ellas se gravan todos nuestros actos con la más rigurosa justicia. A este libro acudimos cada vez que dejamos una materia corpórea y antes de tomar otra, y según se halla nuestra cuenta, elegimos el sendero que debemos atravesar en nuestra nueva encarnación, de cuya elección resultaban los hombres ricos de bienes materiales, los pobres y las alternativas; todo es obra nuestra, sin que como las religiones nos tienen enseñado, se meta en cosa alguna la Divinidad para no librarnos del libre albedrío, que nos concedió a nuestra creación, o sea al sembrar su esencia divina en la materia etérea de la que fuimos formados; pues si algo o alguno puede oponerse a nuestro paso, es obra de los guías protectores, y según las facultades que nosotros, por propia voluntad, les concedimos antes de tomar encarnación.

  Del mismo modo que existe una página para el ser humano, existe también para cada cosa creada por la naturaleza y su autor, puesto que todo tiene su ascenso.

  Allí encontramos la del mundo Tierra desde su creación, y por ella sabemos cuánto tenemos dicho ya en nuestras publicaciones, desmintiendo a los astrónomos modernos, y debemos repetir aquí: que nada se crea de nada, que la naturaleza y su autor a todo dan el germen adecuado a su especie, como lo demuestra el que si el hombre siembra una castaña no consiguió recoger una gallina, y que un grano de anís tampoco brotó un alcornoque: por tanto, los mundos son creados con gérmenes de otros mundos, sin necesidad de que uno se destruya para crear otro, cual sucede al hombre, que habiendo recibido del Sol una pequeña chispa de su Luz, llegará a ser su imagen; después de mucho trabajo, les sucede a los mundos con los otros mundos: todo tiene su ascenso, que es la recompensa: por eso tenemos esos mundos tan etéreos, que los hombres que se llaman sabios dicen estar en formación, cuando son en realidad viejos y desmaterializados en lo posible para que en ellos habiten seres a quienes, por su progreso en la escala espiritual, no les es dado habitar otros más desmaterializados, ni de más purificación con arreglo a justicia.

  He aquí una parte de la riqueza que se nos prometió cuando juramos guardarla, defenderla y distribuirla entre los seres humanos que de ella quieran disfrutar.

 COMUNICACIÓN

Contigo hermano Pedro en nombre de nuestro Padre común

  Otro hermano te dictó la filosofía que debías guardar, mas yo te digo, detenla hasta que escribas otra dictada por mí, que será tan extensa cuanto conviene para que el desterrado se ilustre en el verdadero porvenir cual le corresponde.

  Otros muchos, incluso yo tuvimos la misión, en la envoltura, de iniciar las verdaderas doctrinas; tú tienes la de regenerar al género humano en ellas; por eso debes ser tan vulgar como requieren las circunstancias, para que te comprenda el que sea su voluntad.

  No te canses de hacer comparaciones con las que te puedan comprender los pobres de inteligencia, las palabras Amor, Paz y Caridad espiritualmente para que las puedan observar, así como las de egoísmo, orgullo y vanidad y las puedan desechar.

  Grandes misiones tiene que cumplir, tanto materiales cuanto espirituales para conseguir la mencionada regeneración; pero se fuerte, que muchos somos los hermanos que tenemos misión que cumplir a tu lado, nos comprendes y basta, te guiaremos.

   Amor, Paz y Caridad sea tu lema.   15 de Marzo de 1880

     Jesús DE CAFFARNAU

OTRA

   ¿Quién es el hermano que me llama?

  Jesús de Caffarnau el que llamáis Nazareno, que te avisa para que empieces a escribir la gran obra de la regeneración que Dios nuestro Padre te concede, la que depositarás en el monumento que debes edificar, a donde irán a ilustrarse de todas las religiones y sectas para adorar al Padre en Esencia.

Pedro.__ ¿Es que ha llegado la hora?
Jesús. __ Sí, Dios ve tus grandes deseos y te complace puesto es también Su voluntad.

P.__ Será de gran volumen?
J.__ No, puesto la verdad está encerrada en pocas palabras; pero debes explicarlas claras y vulgares, puesto eres el que hasta el día las ha comprendido tal como son, y como antes han sido explicadas materialmente tú lo harás espiritual, y compararás con lo material para que todos puedan comprender.
Sea tu explicación clara como tu Luz y no temas: verán y comprenderán cuantos te sigan que estoy contigo, que vengo a rechazar todas las obras que con respecto a mis palabras se escribieron y religiones fundaron: puesto Dios es uno y no puede haber otro: me conocerán por los hechos; trataré las materias según convenga para que el espíritu adelante en el progreso, puesto que éste es mi hermano y no aquella que siendo tierra debe quedar en el destierro.

  Considera hermano Pedro que gran trabajo vas a tomar; pero Dios te concede facultades comparadas a Él; obra sin reparo; conserva el Amor, Paz y Caridad para los hermanos espíritus; no ceses hasta que los ojos materiales abran paso a los espirituales; tú sabes que el orgullo, egoísmo y vanidad son los enemigos del alma, que donde ellos pernoctan no quiere entrar el Amor, Paz y Caridad como guías verdaderos: procura que la generación conozca a unos y otros y habrá ganado el galardón que el Padre común te prepara.

P.__ Hermano, tú me aconsejas que castigue la materia? tu comprendes que la humanidad está materializada en demasía y podían comprender este castigo como lo comprendieron los Romanistas y otras sectas que llevan sus castigos hasta el punto de triturarlas ¿es eso lícito?
J.__ No. Tú sabes bien que la ley ordena pero no destruye al espíritu, y así como ella es justa desterrándolo cuando no cumple el precepto de Amor y Caridad tú lo serás dándole en nombre del Padre enfermedades a la materia orgullosa y egoísta, para que los ojos materiales comprendan que detrás están los espirituales que son los que ven la verdadera Luz cuando ha sido desechado el orgullo y el egoísmo: así al que está orgulloso de su salud y robustez material si le das flaqueza y padecimientos materiales separará de sí el orgullo y su lugar lo ocupará la caridad, porque el escarmiento dejará ver al espíritu que Dios es justo castigando su orgullo en la materia.

P.__ Vosotros los espíritus obráis de tal manera?
J.__ Sí y hacemos más; cuando varias veces avisamos por enfermedades, tropiezos o pérdidas materiales y no se nos ha querido comprender, llegamos hasta lo que vosotros llamáis ser verdugos de la materia; para que el espíritu que la ocupa se ilustre antes de volver a tomar otra; pero esto solo sucede cuando el Padre lo ha decretado por bien del hermano que se ha hecho digno de tal sentencia.

P.__ Los espíritus adelantados llegan a desempeñar tales misiones?
J.__ Sí, solo los adelantados y de grande Luz las tenemos, con las cuales obramos caridad y sino dime ¿qué adelanta un hermano que está desterrado por haber sigo egoísta y orgulloso en otros mundos antes de venir aquí o después de haber venido lo es en mayor escala, puesto no conoce que otros hermanos suyos necesitan un poco del amor y caridad que él les quita?

P.__ ¿Según tu explicación nos ilustramos en el espacio después de haber dejado la materia en la Tierra y antes de tomar otra?
J.__ Sí, como te lo prueba el que tú la dejases siete veces, esta es la octava que tomas envoltura en la Tierra.

P.__ ¿Y es posible que antes no hay podido comprender mi error?
J.__ Ya lo comprendiste, puesto alcanzaste Luz en el espacio, pero como tus deseos eran pagar más la pena del Talión, con lo cual puedes adelantar más en un año que ciento en el espacio; pediste volver al destierro donde debes cumplir las misiones que ya sabes.

P.__ ¿Luego todos los espíritus que piden volver a reencarnar lo consiguen?
J.__ No, solo aquellos que como tú toman luz pero en corto grado, y que viendo lo mucho malo que habían hecho, en lo que los materiales llamáis buenos tiempos, deseáis hacer bueno antes de pasar más adelante; pues de haber alcanzado más grado no podíais reencarnar y debíais serviros de las materias de otros como yo lo estoy haciendo contigo; y es difícil por estar, todavía, poco adelantado el progreso de los de la envoltura (materia).

p.__ ¿En mis anteriores reencarnaciones ocupé otra posición social más brillante?
J.__ Todas han sido lo que llamáis más brillantes: en tu morada conservas la figura de cuando fuiste Infanta, luego Reina, más tarde gran señora, labradora después y por fin ya ves lo que has llegado a ser porque ya ves claro.

P.__ ¿Es pedida por mí la misión que debo cumplir?
J.__ Sí, y concedida por nuestro Padre Dios.

P.__ ¿Podrías decirme por qué antes no he empezado?
J.__ Sí, por dos razones: 1ª porque debías pasar por grandes pruebas antes de empezar tu obra, con las cuales debías conseguir la necesaria desmaterialización; 2º porque la Religión más material que conocéis llega el tiempo de que sea disuelta; y sobre sus ruinas debes plantar tú el edificio de la Regeneración humana.

P.__ ¿Esa religión debo comprender por la Romana?
J.__ Sí.

P.__ ¿Luego no la explican como tú la enseñaste?
J.__ Tú lo sabes y ya se lo has dicho distintas veces. Mis doctrinas son Amor, Paz y Caridad, comprendidas, explicadas y practicadas espiritualmente.

P.__ ¿Pues qué debo regenerar al género humano, debo decirlo en tu nombre, puesto no son ciertas las que a ti atribuyen?
J.__
Sí dilas, pero desecha la Biblia por completo y acertarás mejor.

P.__ ¿Qué debo decir de lo que llaman Santísima Trinidad?
J.__ Que solo existe el Padre y el espíritu; que en cuanto al hijo no es único: que dejó la materia en el destierro para reencarnar en Venus. Que volvió a la Tierra donde ha trabajado mientras no ha estado en otros mundos que no son destierro. Que no ha llegado todavía al Lado del Padre, ni llegará hasta que consiga la regeneración del género humano en el destierro para lo cual trae facultades que no ha tenido jamás.

Que Dios es único; y todos sus hijos llegan más tarde o más temprano a ser lo que los desterrados llaman santos; pero que todos deben pagar la pena del Talión, puesto Dios es la Esencia de la Justicia.

P.__ ¿En cuanto a tu encarnación hubo misterios?
J.__ No, mi encarnación fue como la tuya y la de los demás hermanos: además yo fui elegido por Dios para anunciar las doctrinas: tú eres reelegido entre los elegidos: luego con más razón podría haber misterios contigo que conmigo; pero querido Pedro, Dios no guarda misterios para sus hijos; en cuanto a Dios de Amor, de Paz, de Bondad, de Misericordia, y de Caridad, todo lo guarda como Justicia; y como prueba de ello tú sabrás por qué y cómo crea al espíritu, para que el hombre no se moleste en buscar más allá, ni profundizar con la materia, puesto nada alcanzará; busque al espíritu cuya esencia es el Padre y todo lo hallará.

P.__ ¿Debo explicarlo como me lo dices?
J.__ Sí, para eso lo sabes; pero no todos llegarán a comprender la creación; puesto que el Padre en medio de su Justicia tiene poder para que no todos los que creyendo tener oídos puedan oír.

P.__ ¿Puedo saber por qué yo veo en otros hermanos que espíritus de gran elevación hacen ver que no tienen ninguna?
J.__ Sí, ya sabes que debes saber cuanto no han sabido otros desterrados hasta el día.

Los espíritus de gran Luz fingimos no tener ninguna cuando hemos avisado a los de la materia el verdadero camino y no han querido verlo por su orgullo, egoísmo y vanidad, o que ellos nos toman por juguetes para sus gustos y engaños materiales con otros hermanos: por eso nos fingimos demonios para unos, obsesores para otros, y en fin complacemos sus deseos.

P.__ ¿No sería más ventajoso hacerles ver que no hay tales demonios etc., etc.,?
J.__ No siempre, puesto que no quieren ver claro conviene taparles los ojos; así como al que desea ver la Luz se le da más y con mucha más felicidad adelanta en la carrera.

P.__ ¿Pueden entrar esas maneras de obrar, también para que puedan ver con más claridad lo espiritual?
J.__ Sí, tú lo verás: cuando vean los que se tienen por espiritistas que no son tales puesto no han comprendido la caridad espiritual, se avergonzarán de todo el orgullo que les ha tenido ciegos tanto tiempo; verán que teniéndose por grandes sabios son pobres ignorantes, y empezarán a ver claro con los ojos espirituales pero pasemos a la filosofía, o sea a la formación de los espíritus….

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