Primera parte:
Si aplicamos una visión macro, y según la Ley del Orden Natural de las cosas, llegaremos a la conclusión de que las necesidades sociopolíticas de cualquier país dentro de la libertad y el orden, son connaturales, dada la necesidad de auto emancipación de los pueblos. Por lo cual, la solución a tales necesidades no pueden ser algo particular sino humanamente genéricas.
Según esto el camino correcto no es estancarse en los razonamientos justos pero al mismo tiempo contrapuesto entre dos visiones sociopolíticas, porque eso conlleva a recaer en un estancamiento y círculo vicioso sin salida. Pues todo aquello que sea planteado en el seno de una unidad diversa, debe de ser resuelto con el consentimiento y aprobación de la diversidad conjunta que compone y al mismo tiempo justifica una tal unidad. De esta forma no hay ni acortamiento ni rompimiento sino una relación de convivencia y generación de ideas nuevas dentro de la Verdad, la libertad y el orden.
Los representantes llamados políticamente establecedores de las Leyes reguladoras del orden social y económico, lo son en base a una unidad social que los apoyó. Por lo cual no deben de estancarse en sus justos criterios, sino el buscar salidas que contemplen y engloben a tal unidad en sus propias decisiones. Pues hay un conjunto de ciudadanos que piensan, participan y se preocupan en tales decisiones, y contemplan con una cierta perplejidad, que parece ser que los políticos en vez de buscar soluciones se dedican a complicar más las cosas:
Tenemos el caso típico de España con el fenómeno natural de las Autonomías que derivan y demandan una solución a sus planteamientos de autogestión. Y en vez de trascender las incomprensiones de una parte de la sociedad, lo que hacen es contribuir a un mayor encrespamiento con los justos razonamientos contrapuestos sin una resolución dentro del Orden Natural de las cosas.
Pues bien: ¿Dónde está el consenso representativo de la diversidad en la unidad nacional? Pues justamente en las Autonomías que la componen. Por lo tanto, las fuerzas políticas representativas, justo es que promuevan un encuentro y debate entre todos los representantes de las Autonomías en cuestión, y aquellos miembros que fueron en su momento representativos para el establecimiento de la Constitución Española. Y en el caso de que alguno de ellos ya lo sea representativo de alguna de las Autonomías, junto con dos más, o sea, tres representantes de cada una de las Autonomías, para el establecimiento de una unidad nacional federativa que contemple todo el conjunto de forma equilibrada, para que no salgan beneficiados unos solos a expensas de los demás y otros queden ahogados:
Se ha dicho tres representantes de cada Autonomía. O en el caso que se decidieran ser más, cada Autonomía no podría ostentar más que tres votos. Y en el caso de que fueran seis representantes también serían tres votos a la hora de decidir la resolución conjunta. Pues dada la interdependencia y la emigración, los representantes no se cuentan por censo sino equitativamente por unidad autonómica.
Esta sería una visión y planteamiento justo en una diversidad, unificada dentro del Orden Natural de las cosas.
Segunda parte:
Después de haber efectuado los pasos necesarios de diálogo según el primer paso y puesto que el ser humano en general todavía no ha alcanzado el desarrollo psicofísico en el plano Universal como Ciudadano de un mundo solidarizado, y habida cuenta que la disposición sociopolítica en la coordinación del usufructo común de la «Unidad Histórico Nacional», generada a través de su mutua interdependencia socio-económica, no está suficientemente asumida dado el apego un tanto individualista de las Etnias mas destacadas que componen dicha Unidad Histórico Nacional, sería preciso que cada autonomía planteara una Unidad federativa que contemple sus propias necesidades en colaboración con las demás. Y una vez cada cual como unidad autonómica, haya efectuado tal planteamiento federativo con el consenso democrático de las fuerzas políticas que la componen, el efectuar un estudio conjunto de todos ellos.
Y en el caso de que fuera preciso, el efectuar referéndums tanto a nivel autonómico como nacional. Esto daría una mayor participación ciudadana, puesto que muchos ciudadanos aunque voten a un partido político, no significan que estén de acuerdo con todo. Por lo tanto, en el supuesto de no llegar en primera instancia a un acuerdo global de tal Unidad federativa (en orden con el Gobierno Social Humanista Universal), el referéndum participativo de los ciudadanos, es primordial según el justo juicio dentro del Orden Natural de las cosas. (2004)
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