¿Es la República una solución al conflicto social?
La sociedad humana es semejante a una burbuja mental, que cuando se la deja en libertad, libre de influencias, es semejante a una carcoma que todo lo roe, puesto que con los nuevos vástagos en desarrollo, sus mentalidades entran en un nuevo orden y visión de vida, incentivado por el cambio constante tecnológico, que promueve una simbiosis colectiva que, aunque se vea esta abocada a un consumismo materializador en muchos casos, por otra parte se dirige hacia un cambio psicológico en el sentido progresivo inexorable, que como máquina arrolladora abarca todos los órdenes en la sociedad humana.
Cosa esta que no pasa por desapercibida por una mayoría de investigadores dentro de lo social y humanista. Por eso es preciso abrir nuevas vías de relación y movimiento social, que sirva para entrar en un nuevo orden experimental que cubra las necesidades de algunos grupos sociales en su desarrollo autodeterminativo, como republicano.
Si la abertura a tales cambios es una necesidad humana, también es verdad que podemos caer en una diáspora de confrontación falta de equilibrio. Para ello, es esencial el dirigir todos los movimientos dentro del Orden natural de las cosas. Y una salida sociopolítica que cubra y garantice el conjunto de libertades sin que exista presión e imposición por ninguna de las partes, es el régimen político de «República parlamentaria». Pues esta es la que pone al ser humano dentro de un equilibrio tanto democrático como federativo.
Así pues, tendríamos la definición sociopolítica correcta en relación a los tiempos, como «República parlamentaria federativa», que por una parte mantiene los valores democráticos, y por la otra la libertad de autogobierno a aquellas facciones o partes sociales que se han creado tal necesidad experimental, pero sin dejar el tronco eje principal, que como unidad alimente de forma justa y equitativa a todos dentro de la unidad en la diversidad.
Esta sería la expectativa justa y equitativa, aunque derivada de ella puedan existir ciertos cambios o transformaciones colaterales, tanto en el orden socioeconómico como en el creyente y religioso, que son los pilares sobre los que se han generado y se generan la mayoría de los desequilibrios y enfrentamientos sociopolíticos. Marzo de 2006
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