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20 Mensaje 20

   Así como se conocen las cosas pertenecientes al cuerpo, conoced también las del alma. Aun los más descreídos, cuando les acucia un dolor o presienten que se acercan los últimos momentos de su existencia, admiten en su interior cuanto habían rechazado referente al alma y tratan de recordar por sentir consuelo con ello. Esto sucede porque el estado de abatimiento resta fuerzas a la materia, y pasa entonces a mandar la parte sensible, que es el alma. Es como si un fracasado en su vida buscara nuevos horizontes, y en ellos se hallara a gusto y feliz, porque recuerda el pasado, lleno de sinsabores, y aquel tiempo en que estuvo divagando sin hallar lo que su alma anhelaba.

  Una mente clara es motivo de limpia conciencia, y el que posee tales valores, progresa. Su alma se eleva hacia Dios cuando queda libre del cuerpo, por llegar a EL sólo los valientes y limpios de conciencia, los que saben ayudar a sus hermanos sin ostentación: Sólo el presente material cuenta para algunas mentes ofuscadas, que no comprenden que con ello limitan la grandeza de Dios. Tal situación es para el alma, como la del hombre que trabaja sin sueldo. Luchad para hacer el cumplimiento, y luego vendrá el saber, punto de apoyo para respaldar los hechos, y él os inclinará sin miedo a una futura vida mejor.

  Al dejar el destierro las «almas» con cánticos de gloria, dan muestras de que se van cumplidas; todo es gozo, todo es alabanza al Divino SER. Se remontan traspasando esferas, viendo cada vez con más claridad la Esencia del Amor. Solo sienten que en la Tierra dejan a sus hermanos que no supieron cumplir como «ellos», y como Bólidos veloces, van con su Luz y ayuda adonde ordene el Padre.

  ¡Cuánto estudio hay en el ambiente espiritual que se desconoce, para saber cómo hacen mover a sus protegidos los guías protectores, encargados de dirigirlos y hacerles desistir de todo aquello que no va encaminado al progreso! Es por ello que se les debe gratitud, ya que con vosotros son tolerantes y al mismo tiempo severos, siendo su labor la de ilustraros.

  Cuando os viene un bache en la vida, el guía con antelación avisa. Examinad entonces por qué hubo tal aviso y vuestra propia situación, para ver si podéis evitar el tropiezo, lo cual no siempre se consigue por no tener suficiente fe y fortaleza. No siempre avisa de lo desagradable sino también de lo agradable. Prestad atención, ya que siempre es por algo, no por curiosidad sino para fortalecer la fe y saber que no andáis solos. Prestad atención a muchas de las cosas que a pesar de presentirlas no les concedéis importancia por no saber su significado, y luego os arrepentís de haberlas hecho.

  El arrepentimiento tiene dos fases: el que no se puede evitar, y el que mantiene expectante al hombre receloso de ser evidenciado por algo que no hizo bien. Es la conciencia la que intranquiliza al hombre cuando hay causa, la parte benigna que en sí lleva el hombre, guía vital que le indica con voz dulce y queda el buen camino a seguir. Si el hombre hace oídos sordos a ella nunca se arrepiente, ni en el presente ni en el futuro. La consecuencia, hermanos míos, revela el presente más o menos brillante que se va realizando; puede ser satisfactorio por inclinarse al Amor, o por el contrario hay una desazón que no le permite ser del todo feliz, por manifestarse en su interior algo que le acusa de los hechos que va realizando. Muchas veces la intuición revela cosas sin haberlas pensado ni visto; si no se hace oídos sordos a ella, maravillan tales revelaciones intuitivas, las cuales suscitan a una reflexión. Los más progresados sí tratan de investigar las causas de tales hechos. No así los más materializados, que lo atribuyen todo a la materia.

  Como en el hombre existen residuos de otras encarnaciones, se inclina con facilidad a ciertas costumbres y tendencias de lo que vivió en el pasado, pero sin que tenga claro recuerdo de ello. Los espíritus más progresados tienen un ligero recuerdo; son como ramificaciones en los gustos y hechos, por ejemplo cuando se viene a encarnar con cierta preparación a la comprensión espiritual; es decir, el espíritu presiente que hay algo más de lo que vive, y está más preparado, cuando se le presenta la ocasión, de entrar en indagaciones de cuanto existe después de la llamada muerte.

  Las intuiciones hablan a los hombres. No las rechacéis, pues en vuestra ayuda vienen llenas de Amor, para que cuando se realice lleve en sí un Amor libre de pasión y rencor, que es el que abre paso a toda comprensión. Las influencias que crea el Amor son sutiles, no se ven pero se sienten; son de una demostración queda pero efectiva. Por eso, todo el que ha llegado a adueñarse de un Amor sincero, disfruta de sus efectos, es feliz y hace felices a los demás.

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