La verdadera Religión es la Ley Divina, que dimana de la propia LUZ del “Padre y Principio Creador”. Siendo el cumplimiento de dicha Ley lo que nos religa con el “Origen Creador” puesto que tal religamiento como Religión, es establecida por el propio “DIOS”, cuando nos dota al ser formados y creados, de una chispa de esencia de inteligencia (imagen y semejanza), como religamiento vinculado al cumplimiento de la Ley Divina, que tiempo ha, quedó manifestada en Levítico: Todo lo que quisieras que los hombres hicieran contigo haz tu con los hombres; quedando esta refrendada por el Cristo con el Nuevo pacto, de Ama al prójimo como a ti mismo; y posteriormente expresada con los dos movimientos de acción consciente, tanto en el hacer como en el no hacer: O sea: NO hacer a los demás lo que no nos gustaría nos hicieran a nosotros, y SI hacer con todos como nos gustaría hicieran con nosotros en igualdad de circunstancias. Pues todo lo demás en cuanto al cumplimiento de la Ley, es rizar el rizo, como no sean las diversas maneras de cumplir dentro de la propia Ley Divina.
El denominativo de Divino o Divina, se atribuye en general a lo perfeccionado, a lo perfecto, a la Luz cuando ya está manifestada y potenciada, como así es el principio de Luz en el ser humano, como dotación de semejanza, que al potenciarse pasa de interno a externo, con el cumplimiento de la Ley como Mandato implícito del Padre en la Luz del alma, de Amor, Paz y Caridad.
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