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71 Cadena evolutiva y procesos

  La cadena evolutiva de vida en la creación está asociada a la pluralidad de mundos. Y en cuanto al ser humano se refiere, existen dos cadenas de mundos a saber: Mundos de materialización o descenso, o de prueba; y mundos de ascenso o de iluminación.
  El planeta Tierra, llamado mundo del rebelde (al cumplimiento de la Ley Divina), o mundo de destierro, es el último mundo de descenso. Por eso en él existe la reencarnación, pues en los demás mundos solo es una de sola, o sea, encarnación.
  El planeta Tierra en su desarrollo ha pasado por dos fases o épocas, estando actualmente todavía en la segunda.
Al pasar de la primera a la segunda época, tuvo que pasar también por el primer cataclismo que fue de fuego. Entonces quedó formado en su centro un vacío, preparado para recibir en su seno a los espíritus rebeldes, procedentes de la costra de la Tierra.
  Y puesto que el planeta Tierra debe de efectuar el ascenso que le corresponde, alrededor del 1900 se cerró lo que podemos llamar la muralla atmosférica, espiritualmente comprendido, para que los nuevos espíritus procedentes de la cadena de mundos de descenso, ya no pudieran venir a encarnar a este mundo, sino a otro mundo que cumple las funciones de este. Por lo que a partir del cierre de la muralla atmosférica, los espíritus que vienen a encarnar corresponden a la humanidad flotante de los espíritus libres de cuerpo, dispuestos a encarnar, que están dentro del espacio comprendido desde el círculo o muralla atmosférica y la Tierra.
  Todos los seres que actualmente vienen a encarnar pertenecen al conjunto de esta humanidad. Por eso el dicho de Separaré la cizaña del buen grano. Y a partir del cierre de la muralla atmosférica, todos los espíritus que se mantengan en rebeldía durante tres encarnaciones consecutivas (triple rebeldes), ya no pueden venir a encarnar a la costra sino que lo verifican en el Centro de la Tierra, preparado para los triple rebeldes: En este punto el espíritu encarnado ya no puede hacer uso de su libre albedrío, puesto que su situación en él es de absoluta y suma purificación constante. Y una vez salen de ahí ya suficientemente desprendidos y despojados de materia, se les permite encarnar de nuevo en la costra para continuar su ascenso.
   Los nuevos espíritus desterrados necesitados de venir a la Tierra, procedentes de los mundos de descenso, ya no vendrán en ella (por tener que pasar la Tierra a mundo de ascenso como ya le corresponde), irán a un mundo primitivo en preparación como Nuevo destierro, con su carga de atracción magnética gravitatoria, y atraerá a los nuevos espíritus en descenso, merecedores de tal situación.

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