El eterno ego existente en la mente de la humanidad: Aunque se dijo que en este mundo traidor nada es verdad ni es mentira, todo depende del color del cristal con que se mira, también es una verdad incontestable, que en el humano ser, concurren como principio existencial, dos fuerzas o tendencias en lucha, con su estira y afloja en una mutua y opuesta complementariedad, donde el ser, como trabajo, debe verificar su reivindicación del alma. No obstante, mientras estemos en cuerpo físico, siempre estará latente la tendencia egoica en una infinidad de formas, llegando a una sutilidad según grados, que nos puede hacer variar el pensamiento, reclamando reconocimiento, poder, exaltación, estar en la palestra como ejecutor excepcional, etc.
Por eso mismo, le es dificultoso al ser humano en muchos casos, el valorarse como una sola pieza complementaria del engranaje mundisocial sin tener un protagonismo excluyente, al quedarse este como centro, y no como parte del conjunto periférico, que es a lo que nos mueve e indica la estructura del átomo, con su punto céntrico y periférico, puesto que no sería posible el centro sin lo periférico y viceversa. Siendo el centro, en lo mundisocial humano, formado por los representantes de cada una de las organizaciones o grupos de enseñanza mayoritarios constituidos en lo periférico.
Por lo que, visto desde el punto de vista en relación con cada individuo en particular, su punto céntrico resultante como ejecutor, siempre será la resultante de todos los puntos periféricos como agregados, puesto que son los egos o capas de materia sutil adheridas al alma, como responsable y sustentadora de todo el conjunto del ser, como individualidad formada, dotada y creada.
La actual proliferación en la humanidad, en la libertad de expresión y criterio, donde los egos, con su sutil carga de esencia de materia no ponderable, pero agregada a nuestra tendencia material, constantemente nos acompañarán, en este plano denso terráqueo, pues, más allá del bien, del buen hacer y de la colaboración que hagamos a la vida, el sutil ego, nos será objetivo de observación, estudio y meditación, para que teniéndolo controlado por nuestra expectativa mental, podamos disgregar en vez de agregar, ya que no importa lo sutil que sea el factor materia, el ego siempre estará presente en todas nuestras manifestaciones, pues nadie puede excluirse de él dentro de la acción social: a lo sumo, podrá ser objeto de atención para que no se convierta en director sino en dirigido, ya que, el reconocimiento del hecho y su verdad, es un factor de incorruptibilidad siempre a tener en cuenta, para ejercer el control de los opuestos.
¿Por qué el humano pone gran voluntad e imaginación para generar riqueza con su poder correspondiente? porque detrás está la libertad del ego que es individualista. ¿Sería lo mismo si tuviera que desarrollar tal potencial, dentro de un nuevo orden de cosas, donde no existiera el interés de la riqueza individual, por no existir el dinero? evidentemente no. Tendría que sufrir la sociedad una serie de reajustes antes de llegar a tal magnificencia. Por eso mismo, tanto la política como el establecimiento de las mejoras sociales, siempre irán de la mano de lo que seamos capaces de asumir, vivir y trabajar, con una visión conjunta mundisocial, en relación con el reconocimiento del ego y sus tendencias.
Por lo tanto, no nos engañemos que todos tenemos que morir al palo, aunque sea por grados, puesto que todos, hasta los llamados mentores o maestros del mundo, lo tienen aunque no se les vea. Y prueba de ello es, de que todos van de por libre, pero sin formar entre todos a nivel externo, una fuerza unida, como sostenedora de un criterio mundisocial que promueva la unidad conjunta humana, aunque todos ellos la prediquen. Luego, atendamos el trabajo del nuevo avatar como Nuevo Mesías, para realizar su obra de unidad conjunta mundi social de todos ellos.
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