TESTAMENTO DE LA NUEVA ERA DE AMOR UNIVERSAL
Hace muchos años que empezaron a sonar los clarines de forma estremecedora.
Fue y a seguido siendo la voz de la profecía, que con toda exactitud y a través de los tiempos vienen anunciando con voz clara y etérea, para ir despertando a la humanidad de su estado de tinieblas que impide el despertar a la vida, y por lo tanto, tropieza con una barrera que no permite el paso a su progreso.
Muchos han sido los profetas que en veinte siglos pasaron por este planeta Tierra, sin lograr despertar a la humanidad de su letargo, a pesar del contínuo clamor de las trompetas que con gran insistencia llegaron a lo más recóndito de sus oídos, pero a pesar de todo aviso Divino siguió durmiendo en el sueño de la incomprensión, aferrándose cada vez más a su estado de materialización, por no prestar atención a palabras proféticas de hermanos despiertos, vigilantes en todo momento, que no descuidan ningún movimiento por insignificante que este sea.
A pesar del menosprecio que el humano ha venido haciendo a todo mensaje Divino, debido a su incomprensión dentro de su estado de materialización, aquellas mentes iluminadas no cejaron en su empeño hasta ver agotados todos los esfuerzos que el hombre puede hacer, para despertar del sueño atormentador al que sus hermanos han estado sometidos y todavía lo siguen padeciendo, por no detenerse en su camino unos instantes, y fijar sus miradas hacia lo Infinito, al objeto de recoger la vitalidad de esencia que le dé ánimo en su infinito recorrido, desconocido para él.
Un toque más del gran clarín ha llegado hasta su corazón, anunciando unos finales apocalípticos que han de borrar del gran escenario terráqueo las minúsculas figuras que en este siglo han llegado a él, para continuar el desarrollo de una obra que solo entiende el egoísmo material representado a una infinidad de actos que son el polo opuesto a la infinita Obra que encierra la gran realidad, presionando en todo momento, convirtiéndolo todo en un campo de batalla, en donde tienen lugar las más feroces luchas, que no es otra la razón que la manifestación de la imperfección de los artistas que ponen en juego su brutalidad, sin querer meditar ni un instante en un perjuicio creciente y desolador, a pesar de que el vibrar de los anuncios finales sea un contínuo martilleo de sus órganos sensitivos. Esta humanidad que corre locamente sin saber a donde va, ya no puede excusarse de no entender cual es el camino de la vida. No siente aprecio a la misma, todo le repugna, todo lo rechaza, solo desea seguir viviendo una existencia brutal, llena de materialismo. El prójimo no existe para ella, la pequeña ayuda que en otros tiempos existió entre hermanos hace algún tiempo fue enterrada, aunque temporalmente, por aproximarse la libertad de los Espíritus, los cuales esperan impacientes poder emprender un camino libre y avanzar hacia su nuevo destino, en un campo de experimentación a donde se pondrán en práctica los nuevos trabajos, dentro del amor y de la paz.
Esas fuentes y claras voces, con sus correspondientes ecos, las cuales todo ser terráqueo las puede percibir, anuncian la gran Apocalipsis, causa de una nueva transformación. Ya empiezan a surgir efectos en el hombre, antes de llegar al principio de una causa inminente que será el bautismo de fuego.
Antes de llegar estos próximos acontecimientos, la desesperación acudirá al corazón humano y será el principio de un nuevo despertar, aunque un poco tarde para muchos, que serán los hermanos que no quisieron dejar de dormitar por sus egoísmos materiales, que son las potentes redes de la imperfección, cárcel de una tortura espiritual.
Con el tiempo justo, pero suficiente, tendrá en sus manos su última notificación para que no se sobrecoja sorprendido en la larga y oscura noche que duerme, ya que una serie de avisos serán propagados por todo el planeta Tierra, manifestando el impacto atmosférico tan esperado por algunos hermanos, que sembrará la desolación en él, para dar paso a una generación, en donde todo será luz, amor, paz y caridad.
La constante creación, siempre en sentido progresivo, no puede dejar rezagada por tiempo indefinido a muchas partículas de vida, que dentro del margen de su libertad que ellas encierran, no pueden estar permanentes en un lugar determinado en el espacio infinito, por comodidades particulares dentro del proceso de su materialización, para su desmaterialización.
El Gran Todo, o “Suprema Esencia”, no destruye jamás, sino que transforma lo impuro a perfección, porque conforme es creación constante e “infinita”, así mismo es progreso constante eterno e infinito; por lo tanto, no debe de asustar a la humanidad un juicio final, ya que, en definitiva, no es más que acelerar el paso retrasado del humano, hacia su mismo progreso del Amor.
¿Qué ocurriría si una limitada libertad no existiese en el espíritu del hombre o en el hombre en su estado de materialización? Es de fácil comprender que no existiría la desmaterialización del mismo, pero ese camino desviado que hace torcer los pensamientos a causa de su estado de esencia de materia, es limitado, y cuando el Supremo Hacedor ve que sus hijos caminan como verdaderos autómatas, sin hacer caso a los avisos de sus hermanos superiores, utiliza El los medios, para hacer entrar a sus hijos en el camino donde más adelante encontrarán el fruto que es la esencia de su misma vida.
¿Qué temor puede tener la especie humana, guardada siempre por la misma verdad, que la lleva consigo a una transformación, que le significa salir de la oscuridad, para dar paso a la verdadera vida de Amor? Solamente aquellos que son reacios y no quieran corregirse a tiempo, sentirán su castigo por no querer cumplir lo que después de muchos sufrimientos, deberán cumplir por su propia voluntad.
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