Todo investigador en pos de la Verdad y la Vida sabe que la creación cósmica es una madeja con una diversidad de cabos, y que debe de ir estirando de cada uno de ellos en conjunto, formando entre todos ellos la unidad del conocimiento. Pero sin olvidar nunca que ante la Ley el «conocimiento» obliga, y el ser que va en pos de «el» se obliga a sí mismo al mismo tiempo a ponerse a su altura en su desarrollo psicofísico, pues llegado el momento la Balanza de la Justicia con su fiel, reflejará su equilibrio.
Así pues, dentro del organigrama cósmico, el Universo cada vez más extensificado conforme a su creación, por la creación del producto de la esencia, de su misma esencia, viéndose este lleno de vitalidades por ser Mente constante e infinita. Siendo los mundos donde se concentra la evolución de la naturaleza con sus llamados reinos, con el ser humano como arquetipo existencial semejante del Creador.
Por tanto, todo en la creación evoluciona o se desarrolla hasta la máxima potencia de su esencia, cubriendo su etapa existencial correspondiente en la creación. Y si nos acogemos a los mundos, y de forma concreta al planeta Tierra, su evolución está regida por un Espíritu responsable como Regentador General Espiritual del mundo, junto con las Jerarquías Espirituales adheridas, cuidando este de todo el proceso general correspondiente al mundo que regenta, como así mismo el dar apertura a los elementos o descubrimientos adecuados según el desarrollo evolutivo del mundo.
El planeta Tierra ha pasado por cinco cataclismos: uno total de fuego y cuatro parciales de agua. Y actualmente (siglo XXI) está pasando por el sexto antes de pasar a mundo en la escala de ascenso:
Y también el «planeta Tierra» está en su fase terráquea con su polaridad de sexos. Estando «este» dividido en continentes, y en cada continente, generalmente, hay un Espíritu encarnado que cumple las funciones de Regentador parcial, y en orden al Regentador Espiritual del mundo, que actualmente es el Cristo, por haber pasado Jesú-Cristo por su misión cumplida, a tal cargo espiritualmente. Y confirmándose con el dicho de «Nadie va al Padre si no es por mí». Por ser en su momento cuando estaba en la Tierra uno de los Regentadores encarnados, y por su misión cumplida en bien de la humanidad, una vez resucitado o sea desencarnado, pasó a ser Regentador General Espiritual hasta que tenga en la Tierra su misión cumplida, pues se estacionó a tal efecto, en espera de que la humanidad haga el cambio correspondiente.
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