El espíritu-ser humano encarnado en este mundo del rebelde, y desterrado por no haber cumplido la Ley Divina de Amor, Paz y Caridad en otros mundos mejores de la cadena de mundos de descenso, y como ser en estado de perfeccionamiento espiritual, tiene el deber de saber quién es; de donde procede; por qué le han traído aquí, y a donde debe marchar una vez efectuado el desarrollo de su verdadera naturaleza dentro de la eternidad:
Y puesto que son varias las maneras de cumplir dentro de lo espiritual y social, uno de los actos caritativos más importantes y al mismo tiempo trabajoso por la atención y renuncia que este conlleva, es la de proporcionar a nuestros hermanos espíritus libres de cuerpo, la posibilidad de poder encarnar a través de la procreación, pues sin un cuerpo al espíritu libre no le es posible la regeneración en su desarrollo.
Por eso es importante el comprender que tanto los hombres y mujeres que están aparejados o en matrimonio, el no obstaculizar los frutos de tal unión y no malverter la esencia, sin pensar en que la polaridad de sexos fue establecida por Ley y Justicia en la segunda época de la Tierra, por causa de la caída, al no asumir los humanos en la primera, el plan originalmente establecido, pues en la primera época el ser humano era hermafrodita, tenía los dos sexos para no usar de ninguno, y los espíritus que venían desterrados a encarnar a la Tierra, esta misma como Madre material, es la que les proporcionaba el cuerpo físico para su desarrollo.
Con la polaridad de sexos vino lo tuyo y lo mío, fomentando el orgullo, egoísmo y vanidad, y con estos las clases y diferencias sociales, pues la sociedad en general establecida con su orden económico y solicitudes materiales por doquier, no favorece el Amor, visto desde una perspectiva social universal, por eso la dificultad de muchos progenitores en su cumplimiento, de llevar adelante tal meritorio acto caritativo como es la procreación. Siendo este trabajo procreador, un buen medio de progreso espiritual para el ser humano, por la colaboración que se hace con la vida.
Algunos pueden imaginar que eludiendo tal responsabilidad como pareja pueden adelantar más, pero esto es una equivocación, puesto que el que no valga para casado o aparejado asumiendo tal principio de Ley, bien hace en no aparejarse, pues la pareja formada, como una unidad dualista (12) a semejanza de una semilla en estado de transformación, tiene la responsabilidad de dar los frutos, como transformación trinitaria (12=3) en el hijo.
Ejemplo: Cuando el campesino planta una semilla, automáticamente esta es puesta en estado de transformación para fructificar, y la semilla cumple con su esencia y amor interno, manifestándolo externamente dando su fruto. Pues siendo todas las semillas una unidad dualista de esencia, de transformación en su cuerpo de unidad tangible, a semejanza también el ser humano como pareja, debe de efectuar lo mismo si desea cumplir su Ley de naturaleza a imagen y semejanza del Principio Creador DIOS, como primera Semilla Original creadora de vida.
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