Aclarado con la libertad del espíritu:
Hebreos 9:27 «Y de la manera que está establecido a los hombres, que mueran una vez; y después, el juicio,»
¿Cómo se entiende esto? Pues está claro que cuando se refiere a los hombres se refiere al cuerpo físico del hombre, y este por supuesto muere una sola vez, pues se pudre, y vuelve el polvo a la tierra.
Otra cosa es el espíritu, que junto con su alma forman un espíritu-ser-humano. Y este no es el cuerpo, sino el espíritu el que reencarna, o sea, vuelve a coger cuerpo de humano, que es su semejanza, propiciado por mediación del hombre y la mujer por medio de la procreación.
Y aunque ciertamente no se menciona la Ley de encarnación en la Biblia, queda implícito, puesto que, ¿por qué dice una vez? porque se da a entender de que hay más veces, pero no con el mismo cuerpo. Esta es una de las varias circunstancias en que tal Ley de encarnación se manifiesta de forma implícita, pues según ciertas investigaciones, la resurrección venía de los egipcios, y esta se puso para anular la Ley de reencarnación.
Y si el morir se refiere al aguijón de la muerte «Donde está ¡oh! muerte tu aguijón, ¡oh! sepulcro tu victoria», también es válido el decir una vez, por el haber trascendido vicios, pasiones y malas inclinaciones, con su orgullo, egoísmo y vanidad, y ya no necesitamos más veces, puesto que con una sola vez hay bastante, al quedar salvados de la peca, como pecado, que es el aguijón de la muerte.
Es decir, cada vez de la muerte física, que es una existencia, puesto que la muerte espiritualmente no existe, pues cuando Jesús decía que estaban muertos se refería a que estaban muertos en conocimientos de la palabra de DIOS, por estar solo por las cosas materiales. Lucas 9:60 Y Jesús le dijo: Deja los muertos que entierren a sus muertos; y tú, ve, y anuncia el reino de Dios. Y después de la resurrección correspondiente con arreglo a Justicia, viene el juicio. Pasando unos a resurrección de condenación, por tener que venir otra vez a reencarnar, y otros a resurrección de gloria.
Lucas 14:14 Y serás bienaventurado; porque no te pueden retribuir; mas te será recompensado en la resurrección de los justos.
20: 34 Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este siglo se casan, y son dados en casamiento. 35 Mas los que fueren tenidos por dignos de aquel siglo y de la resurrección de los muertos, ni se casan, ni son dados en casamiento. 36 Porque no pueden ya más morir; porque son iguales a los ángeles; y son hijos de DIOS, cuando son hijos de la resurrección.
Juan 5:29. Y los que hicieron bien, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron mal, a resurrección de condenación.
Se dice que Cristo murió por nuestros pecados. Naturalmente que es así, puesto que tuvo que venir a este mundo de destierro (donde vienen los rebeldes al cumplimiento de «la Ley del Padre»), para morir dando el ejemplo de «como se cumplía», puesto que por los pecadores fue crucificado. Pero no pecadores por causa de otros, como nos dicen con Adam y Eva, sino por causa de nosotros mismos. Pues eso de que estamos condenados por causa de Adam, no es una correcta interpretación, por ser este punto en las Escrituras simbólicamente expresado.
Es preciso el comprender, que la Gracia como perdón de pecados, solamente nos puede eximir de las consecuencias del pecado, pero no de su fundamento como aguijón de la muerte, que se disuelve con la Ley y su cumplimiento que es Regeneración: Siendo la Salvación, explicada de forma correcta en sus cuatro partes, a saber: Fe. Ley, Gracia y Regeneración. Sabiendo dar a cada una el valor y significado correspondiente, puesto que la regeneración también viene en las Escrituras, aunque de forma menos divulgada, por eso se elude su explicación, y su relación con los otros tres puntos en cuestión.
Veamos: Mateo 19: 28—Tito 3:5,7—Hebreos 12:1—1ª Pedro 1:22; 2:24; 4:8,18.
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