Será tu huerto un vergel si lo sabes cultivar con cariño y acierto, y todos los hortelanos irán a ver qué simiente pones para que tanto fructifique y que tanto como siembras surta y crezca. Por la mano con que trabajes la tierra, pero regando constantemente, se tienen verdes las hortalizas; es trabajo constante el de un hortelano que quiere que su huerto tenga verdor, para que en su día de el fruto y luego la simiente, y así otro hortelano joven, pueda seguir cultivando el huerto que tú dejaste.
Eres como una hoja que al nacer tiembla de frío con la rosada porque es tierna y no está acostumbrada a las heladas, pero tú has de estar preparado para aguantar estas borrascas que te azotarán las hojas. Si sabes regar con cuidado esas tiernas hojas, llegarán a ser grandes y duras y las ventiscas que vengan no harán mella en ellas, porque ya estarán curtidas y llegarán a dar fruto bueno y sano, y cuando los comensales lo coman, preguntarán cual fue el hortelano que cultivó la planta que dió tal fruto, y aún cuando no exista el hortelano, seguirá el recuerdo de él, porque todos seguirán comiendo el fruto de la verdad, que es el amor para toda la humanidad. Por eso, hermano, has de saber comportarte con amor y sin inmutarte de las refriegas que recibas de tus hermanos, que queriendo ser hortelanos, no tienen huerto, pero es porque han de estar antes en el huerto del amor, aprendiendo a cultivar las hortalizas que vayan sembrando, y que no se pierda la semilla del amor y sigan las hojas verdes, para que cuando sea la hora de dar el fruto, sea sano; porque aprendieron a cultivarlo en el huerto del amor, y sigan regando y sigan regando…
iostako maraltrix |