10 Mensaje 10

  En todas las esferas sociales puede el espíritu coronarse de éxitos cumpliendo el Mandato Divino, así como debe cumplir las Leyes terrenales todo hombre de bien. Es por medio de las vidas corpóreas cómo se redime la vitalidad que anima vuestro cuerpo, y manifiesta sus sentimientos hacia sus hermanos, el amor o el «odio», la nobleza o la «hipocresía», el «orgullo» o la humildad. Con estos «elementos tan contradictorios» ha de luchar el hombre de bien, para llevar a buen término lo que ha venido a representar en su propia vida. Como separáis de vuestro lado a un amigo por creerlo falso e infiel, así separad de vosotros estos «elementos» que tan corrosivos son; de lo contrario, nunca seréis felices ni en la Tierra ni fuera de ella, por no haber penitencia sin antes haber castigo, y este cada uno es quien se lo crea abrigando en sí mismo estas «tendencias».

   Tanto lo bueno como lo malo están presentes cuando el espíritu llega a dar cuentas de su pasado. ¡Cuántos son los que bajan avergonzados la vista dándose cuenta de su delincuencia! Con el pecho al descubierto van, donde penetran las miradas como si fuesen balas, de otros hermanos que cumplieron ya, para indagar dónde tuvieron la conciencia, para llegar tan desprovistos de bienes espirituales: Otros, satisfechos de ese pasado, miran serenamente las proezas que supieron hacer, tratando a sus semejantes como verdaderos hermanos. Mientras, los vencidos son los que tienen que pasar las humillaciones que les esperan, para empezar otra batalla en otra nueva existencia, poniendo a prueba su valor y poder alcanzar la Victoria del Amor, la batalla que ha de sostener el alma con sus adversarios, el orgullo, el egoísmo y la vanidad, y cuando éstos son vencidos por el Amor, la Paz y la Caridad, salen triunfantes de la Tierra.

   Todos los mundos siguen su proceso, y con él su ascenso, como lo va haciendo la Tierra. Han pasado los siglos y el humano que habita en ella sigue sin corregirse; es en ciertos momentos inhumano por defender las riquezas materiales, sin reparar en que otros seres humanos van al suicidio, para ganar ellos su objetivo, la gloria terrestre de ser el fuerte. Pero, con todo esto, también terminará su existencia, o encarnación, y estarán cargados del equipaje que llevaron en la Tierra, sin haber procurado adquirir lo que luego les daría gloria al dejar la existencia. Entra entonces el espíritu en un período de sorpresas.

   Mientras progresa el espíritu, va representando la comedia que ha de llegar a ser su misma existencia, por ir alcanzando puntos que han de convertirse en galones, y luego en estrellas, ganados en las pruebas que va superando entre sus semejantes. No todo artista llega a alcanzar el éxito en su carrera. En el gran teatro de la vida entra cada uno a desempeñar el que él mismo eligiera. Si sabe desempeñarlo con éxito vivirá en la opulencia; de lo contrario, será mediocre en dicha representación, por falta de voluntad y entrenamiento. No os acobardéis, que no hay atajo sin trabajo, y el que sabe andarlo consigue sus éxitos.

   Se ponen ejemplos materiales para que se comprenda mejor lo espiritual. No todos desempeñan un mismo trabajo, y en cambio cada uno es su propio artista, teniendo a su alcance los medios suficientes para que una representación de tal magnitud como es la propia vida, sea coronada por los éxitos. Cumplid con valentía para conseguir la gloria al final de la representación, y el poderlo hacer con más o menos entereza, depende de cómo desempeñéis vuestro propio papel, ya que cada uno puede llegar a la cima representando el suyo.

   Siempre intuye la conciencia, si se la quiere escuchar. Ella es la que indica el papel que debe representar cada uno, ayudándose unos a otros, dominando las pasiones. En cualquier esfera social en que se desenvuelva el ser humano, puede colmarse de gloria en la presente existencia, si sabe llevar a cabo con éxito la representación en la comedia de la vida.

   Como reglas perfectamente cumplidas, dejan los espíritus las imperfecciones, dejando una estela de Luz por donde pasan. Al correr del tiempo son recordados, por sus virtudes y actos en consonancia. Y para hacer más honor a ese recuerdo se les hace la efigie de su figura por el bien que hicieron en favor y progreso del mundo Tierra y sus moradores: estos hombres tuvieron una misión que cumplir y no regatearon tiempo ni trabajo hasta conseguir su propósito. Pero si bien lo meditáis, veréis que su vida fue de entrega para llevar adelante su labor, encauzados al bien y progreso del planeta, sin hacer alardes de su proeza, sino más bien simbolizaron la sencillez. Se les distingue con facilidad entre los materiales porque se van desprendiendo de las miserias humanas. De estos hermanos es la gloria ya en la Tierra, y cuando dejan su cuerpo pueden traspasar fronteras por tener libre circulación más allá de la Tierra.

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