Meditar en lo cortísimo que es el tiempo de una existencia para que se prepare tanto para ella, que es como «carga» puesta sobre el espíritu para no poderse elevar. Pensad cuán corto es el tiempo que sirve para aferrarse tanto a «ella». Tened presente que los ricos materiales de ayer son los pobres de hoy, si no supieron hacer buen uso de su posición y riqueza en su libre albedrío. Y los pobres de hoy serán los ricos del mañana si saben llevar con humildad su misión. No obstante, no confundid la humildad de la pobreza con la indigencia, aunque como pago las dos caben en la regeneración del ser humano, que crea su propio estado con su modo de proceder, y como individualizado, hallará el ascenso. Observad en esto la Gran Sabiduría de Dios, que nadie paga ni sufre lo que a su hermano pertenece, como tampoco se beneficia de lo ganado por otro en cuanto al espíritu se refiere. Sólo en lo material existe el traspaso de bienes por existir la pasión.
Para que despierten los que, dominados por el egoísmo, piensan solamente en las riquezas del cuerpo y ni siquiera son felices por estar insatisfechos de ellas, yo les digo: pobres ciegos materialistas, que están jugando la última baza que les va a marcar la próxima existencia; en su próximo viaje pedirán venir faltos de bienes materiales, y no extrañe que, a pesar de estar necesitados, no encuentren una mano protectora, como ellos tampoco la tuvieron. Para ellos la pena del Talión se hace inminente, y vendrán a recoger la cosecha que hoy están sembrando; posiblemente en sus momentos de dolor entren en meditación y se hagan esta pregunta como hoy se la hacen otros: ¿Por qué yo sufro tanto mientras otros disfrutan?
¡Oh, hermanos míos, cuánto abate al hombre la incomprensión! Cuando se le presenta algo imposible de resolver por sí mismo, se desespera, pero nada puede hacer para evitarlo. Si el ser humano pensara un poco más en lo que a Dios pertenece y en su propio existir, tendría más fe en aquello de lo que posiblemente duda o que tal vez rechaza. Quien no se toma la molestia de indagar por sí mismo no tiene derecho a dudar. Triste es la vida de los espíritus pobres de bienes espirituales, bienes que se van adquiriendo con la práctica de los Atributos Divinos. Amad y respetad al que hoy consideréis inferior a vosotros, porque quien sabe si fue en tiempos pasados un déspota orgulloso como lo podáis ser hoy alguno de vosotros.
Es el ser humano en la Tierra como un viajero que recorre un trayecto más o menos largo. No todos siguen el mismo, los hay que en el camino elegido llegan hasta agotar la materia, haciéndose el espíritu flexible a toda adversidad y dolor. En esto se puede ver el sufrimiento más en unos que en otros, porque han de cancelar más para llegar a tiempo al término del viaje, según la diversidad de causa que cada uno trae, llevando la cruz hasta el final de su etapa.
Todo ser trae, en general, su misión de cumplimiento. También los hay que la traen en particular, por el pacto hecho espiritualmente con su guía, que no pueden eludir, sobre todo cuando es en beneficio de sus hermanos. No os separéis de dicha cruz aunque os sea costoso de llevar, Tomadlo, como cosa que os pertenece. Apoyados vais en el constante Amor del guía, para seguir adelante con vuestra misión, o cruz de mayor o menor dimensión. En esto se puede ver la diferencia de capacidad de unos a otros, que no pertenece solo a la Tierra sino que tiene un origen que se remonta a un pasado ya en este mundo ya en otros por donde pasó. De ahí deriva al pasar de una a otra encarnación la diferencia de clases y padecimientos. Investigad en vuestra vida y en la de vuestros hermanos, que todos lleváis la cruz sin poder dejarla mientras os pertenezca. ¿Acaso cuando tratáis a vuestros hermanos como no os gustaría ser tratados, no estáis fabricando para el mañana la cruz de mayor o menos tamaño?
Esto es extenso y variado para la comprensión, por ser todos diferentes en causa y cumplimiento. ¡Cuánta diferencia de unos a otros existe, aun teniendo las mismas posibilidades materiales! ¿Y qué podéis decir de los niños que apenas nacen ya arrastran una cruz mayor que sus propias fuerzas, por enfermedades o deformaciones, o bien de incapacidad mental, mientras otras veces son incomprendidos por su forma de pensar y obrar? Meditad, hermanos míos, según el juicio de cada uno, cuánto tiempo se dio a los niños que dejaron la materia a muy corta edad, y dónde se hicieron merecedores de ser desterrados.
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