50 Mensaje 50

   Divulgad el saber adquirido, y que al bien hacer vaya dirigido; ello será la luz para el que anda a ciegas, por ser la mejor Caridad que se puede repartir y recibir unos de otros, como es la presente Doctrina, un ramo de olorosas flores con un perfume singular que enseñan a saber convivir unos con otros. Sepan los hombres que tienen dos patrias, la Celeste y la terrestre, dos Leyes que cumplir; dos padres que conocer y dos lenguajes para comunicarse entre sí. La palabra sirve para comprenderse con el padre material, y el pensamiento con el Padre Espiritual y con los hermanos espirituales. Por eso, tened buen cuidado con los pensamientos, que son los que conducen a las obras, quedando éstas anotadas automáticamente en el Libro de la Vida en el momento de realizarlas, donde todo ser humano tendrá que leer sus actos, buenos y malos.

   No es por lo tanto profecía cuanto manifiesto, sino divulgación de lo que se puede llegar a saber en el campo espiritual. Estudiad cada uno en los hechos que se van sucediendo, sin que se los pueda calificar de casuales. Todo a su tiempo llega, dejando marcadas etapas, pasivas unas veces y azarosas otras, dirigidas por hermanos Espirituales que tienen la delicada misión de ayudaros a cumplir. Estad atentos a los que con tanto Amor os guían a cumplir la misión elegida, misión que también ellos cumplen.

   No se pueden comprender «ciertos Hechos y manifestaciones que suceden», sin haber empezado por los principios en el estudio de las Leyes o Atributos que rigen el mundo suprafísico, invisible o espiritual, lo cual requiere, examen, constancia y, aún más, cumplimiento. Que cada uno comprenda su misión, por medio del desarrollo de su propia vida, sin que exista misterio alguno en «ellos», por estar dentro de lo Natural.

   Por eso es de vital importancia dar instrucciones claras que estén al alcance de toda comprensión, enseñando con el ejemplo las virtudes propias del Alma, que inducen al humano a la rectitud. Virtuosos son los hombres que, sintiendo verdadero Amor, se acercan a los necesitados para ayudarlos e instruirlos, acerca de que hay una Fuerza Superior que rige y crea unas Leyes que todo ser humano, tarde o temprano, en virtud de su libre albedrío ha de cumplir.

   Como identificados estáis en la Tierra, así también en el Cielo, cuya identidad tienen todos derecho a conocer; que todos sepan sus derechos y los defiendan, rasgando el velo de la ignorancia. Por eso el Creador dota a sus hijos de razón, para que sean responsables de sus actos y cumplan las Leyes por EL dadas. El que así se comporte no necesitará ni prisiones ni grilletes que le priven de su libertad, porque él mismo se libertará y, consciente de sus deberes, podrá ver y comprender lo que hoy tiene vedado; porque el que sabe lo que debe hacer y hace lo que debe puede dejar la ignorancia que lo tiene cautivo.

   Si queréis ser libres proceded con rectitud, tomando ejemplo del Maestro, que nada dijo con palabras que no lo acompañara en la práctica; o sea, que la fe sin las buenas obras nada es. Sed con éstas como espejos que dejen entrever los buenos sentimientos, en los que penetra la Gran Doctrina del Mundo, que enseña a amarse unos a otros, doctrina que nunca tendrá renovación por ser instituida por el mismo Dios y conservada por algunos como legado Divino, para que pueda la humanidad disgregada por falta de una verdadera orientación llegar a agruparse y reconocerse a sí misma. Favorecidos serán con los dones del entendimiento todos aquellos que, firmes y disciplinados, vayan en ayuda de sus hermanos, ya que esto es el cumplimiento por medio del Amor hacia todos en general.

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