11 EN POS DE LA VERDAD

TESTAMENTO DE LA NUEVA ERA DE AMOR UNIVERSAL

   ¿Qué es la verdad? La verdad es todo cuanto existe en el infinito existir. Entre nosotros está siempre este gran juicio innegable, siendo todo cuanto abarca el contínuo movimiento de lo creado, al pensar y admitir al mismo tiempo que hasta en el ser más rezagado en comprensión está la verdad. No os equivocáis, toda vez que existe encerrada, trabajando tal vez en sus primeras fases pensativas, para ir abriéndose paso a través de la incomprensión desconocida por él mismo, efecto de una imperfección causada por no poder discernir todavía con claridad, para ir estableciendo comparaciones; estudio que puede despejar uno de los infinitos fragmentos de la infinita incógnita, concerniente a todo ser creado después del Principio de Creación

   A medida que el esfuerzo es mayor dentro de la evolución contínua, causa de la infinidad de procesos de transformación que arrastra consigo el infinito existir, van acrecentándose, por ir progresando continuamente en esta carga interminable, en busca de algo que siempre tropezamos, existente en cualquier punto del Universo, formando en conjunto, la magnífica e innegable verdad.

   Esta conformidad encerrada en todo ser racional, así como en todas las cosas creadas existentes en el espacio infinito, llegan a conquistarse lentamente, poniendo en práctica los resortes, armas que el Ser Supremo nos da para combatir las imperfecciones que privan el examen de nuestro estado, dentro del grado progresivo, “cadena de realidad”, no percatándonos de “esta” hasta el momento de ver vencidos una gran serie de obstáculos que son múltiples sufrimientos que han de ser extirpados con las armas ya mencionadas, siendo estas las del amor, paz y caridad. Llegado ese momento, y a partir del mismo, es cuando comienzan nuestras mentes a trabajar con Luz diáfana dentro del campo de la comprensión, recayendo entonces cada vez más la carga de la responsabilidad.

   Al ser conscientes de nuevos procesos en el caminar hacia el perfeccionamiento, nos encontramos con una serie de palabras dictadas por hermanos que se contradicen, o bien mal comprendidas por nuestra parte, punto digno de estudio, toda vez que las mismas indican por una parte la prohibición de recabar acerca de la existencia de Dios o Ser Supremo, y por otra parte nos abren las puertas para investigar desde nuestro principio de creación, dándonos a conocer quienes somos y la conducta a seguir en la senda infinita, hasta llegar a comprendernos, al objeto de ir siguiendo el curso progresivo, prestándonos el apoyo proporcionalmente a nuestros merecimientos, a fin de acrecentar los conocimientos espirituales, siendo estos, los de la verdad en cuestión.

  ¿Quiénes somos nosotros? ¿No somos partículas de vida del mismo Ser Supremo? Cuando comprendamos o tengamos conocimientos de esto razonaremos y obtendremos una contestación que nadie más que nosotros mismos ha de contestar, y esta indudablemente será clara y satisfactoria cuando por nuestros comportamientos seamos acreedores del fruto encerrado en cada una de las preguntas.

  ¿No somos vida de la misma vida del Ser Supremo? Entonces ¿quién puede privarnos de detenernos en un camino que nos conduce a conocerla mejor? Solamente nuestras imperfecciones son la causa de un retraso en el conocimiento de la verdad.   ¿No es cierto que el Padre quiere que le conozcamos? ¿Cómo conocerlo? Conociéndonos a nosotros mismos; cuanto más conocimiento alcancemos, más LE comprenderemos, toda vez que somos vida de SU misma vida

   ¿Cómo negar la verdad a sus hijos sin negársela a EL mismo?
Si la verdad es todo y existe el Principio del existir, ETERNIDAD, DIOS; y el Padre no la niega a nadie, ¿por qué no podemos seguir estudiándonos a nosotros mismos? Y si la verdad está en todo, no cabe duda alguna que esta existe también desde el Principio ETERNO del existir LA ESENCIA ETERNA, manifestada en DIOS, VIDA, lo mismo que existió el existir de nuestro existir en ELLA o EL, sin haber sido creados todavía, ya que estábamos dentro del gran todo o Ser Supremo. Siendo el Padre infinitamente bondadoso, ¿pecaremos al querer investigar la verdad desde el Principio ETERNO del existir? ¿Quién nos induce a ello? El impulso hacia el amor a la verdad, instinto innato en toda criatura humana del cual el Padre nos dota. Amando a ella amamos a EL mismo, que es todo Amor, Paz, Caridad, Justicia Divina e inmutabilidad todo en grado Infinito.

  Aprendamos a conocerLE para amarLE, estudiándonos a nosotros mismos a fin de comprendernos. Al comprendernos sabremos amarnos, y entonces iremos percatándonos de lo que a veces nos asusta de la verdad, por no conocernos lo suficiente.

 Este juicio innegable que en todos ha de desarrollarse a costa del contínuo batallar para hacer desaparecer las imperfecciones, no es en todos igual, aunque sí semejante. Aquí nos daremos cuenta del porqué no todos podemos ver con la misma exactitud las cosas de la perfección.

   La verdad no se manifiesta en todos los entendimientos igualmente, ya que estos no trabajan en idéntica manera, por su estado de imperfección distinto en todos, razón que queda demostrada al girar muchos pensamientos alrededor de un mismo punto, pero que más tarde todos encuentran paso en diferentes ocasiones por existir en ellos la desigualdad de comprensión.

   Por otra parte, esta misma verdad de las cosas no es idéntica en ningún instante, aun refiriéndose a la misma sustancia, ya que tratándose de la Ley del progreso, este impide la permanencia total o parcial de su estado, por la evolución constante en la transformación de todo lo existente. Por lo tanto, la verdad de hoy difiere a la de ayer, y la de mañana, a la de hoy, y así sucesivamente; proceso que rige desde el principio del existir Eterno e Infinito, siendo este el de transformación infinita, cambiando su estado de la verdad en sentido progresivo, por cambiar el estado de todo lo existente, por existir en el estado instante de la verdad la causa de todo cambio por Ley incesante del movimiento contínuo.

  También hemos de tener en cuenta que la capacidad de nuestra mente es distinta en nosotros, no procediendo de idéntica forma en la expresión de la palabra, o al querer desarrollar por medio de nuestro corto lenguaje la más o menos claridad de nuestra mente. Entonces es cuando al no poder recoger el verdadero sentido de giro a las palabras, cambiamos de la más diáfana visión de la mente, a una triste y embarazosa idea, que dista de la comprensión de unos claros detalles mentales, que quedan semifundidos al querer plasmarlos en otros pensamientos. Pongámoslos en un caminar sincero en esta senda iluminada y repleta de grandes esfuerzos, sin olvidar a hermanos que tanta sed espiritual padecen, al caminar por senderos ásperos y polvorientos, adueñándose ello a veces de sus fuerzas, y que creyéndose amenazados por la misma incomprensión caen de bruces para continuar arrastrados por un camino, que con un poco de ayuda, les puede ser más leve, y así poder reanudar su viaje en pos de la verdad.

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