26 Sobre el estado místico

  He observado a lo largo de mi experiencia personal de relación humana, que el estado místico se inicia como faceta en el despertar del ser humano, y que se da de hecho en todos los  órdenes y afinidades, sobre todo en el orden de la llamada espiritualidad en general, aunque no necesariamente. Pues dicho estado místico, que dura un lapso de tiempo más o menos largo, se produce cuando el ser humano inicia un camino de desprendimiento, recogimiento en sí mismo, y ganas de hacer las cosas bien.

  Tal estado se puede originar de muy diversas maneras: iniciándose en un ideal, sea político o de otra índole. O bien se hace seguidor en una determinada forma de vivir (siempre en relación con la idea de superación, pues si no fuera así, a este inicial estado no se le podría llamar místico:
Por ejemplo, uno se puede hacer vegetariano, o  entrar en este mundo del perfeccionismo a través del equilibrio dietético en orden con la naturaleza, y ambiente de benignidad que este camino produce: Otro puede seguir el camino naturista y creer que es todavía mejor, y procuran estos marcar la diferencia para no identificarse necesariamente con el vegetarianismo, pues dicen que Hitler era vegetariano pero que no podía ser naturista. En fin, dicen que cada cual arrima el ascua a su sardina: la verdad no tiene sardina sino diversidad, por ser diversa en su comprensión.

   Otros incluyen varios medios iniciándose en el camino del Yoga, o de cualquier otra técnica, sea meditativa o postural. También existe una gran diversidad de terapias  introductorias. Como también el hacerse militante de tal o cual religión, o miembro de alguna orden, escuela filosófica o espiritual…etc. por no extenderme en la gran profusión de formas de introducción y de superación personal con su inicial estado emocional y místico.

   Pero no obstante a todo esto, existe un denominador común, y es que en la mayoría de los casos, mas bien diría todos, el ser humano al entrar en este estado místico inicial se supervalora más de lo normal . Es decir: uno se puede creer que es diferente de los demás, que es mejor que el resto de la sociedad, y esto es uno de los errores más comunes que se cometen; en una palabra, el creerse que ha llegado uno en este estado, poco menos que al quinto cielo, cuando en realidad uno no ha pasado del quinto pino.

   Hasta que después de una experimental andadura, uno vuelve en sí, empieza a ver un poco más clara la realidad, y las aguas vuelven a su cauce y ese globo en el que se encontraba se pincha, afortunadamente que así sea, pues de lo contrario, se puede uno fanatizar, y volverse incluso dentro de su nube, hasta antisocial.

   Si he expuesto este tema es porque yo también pasé como muchos por este estado místico, pues fui unos cuantos años experimentando como vegetariano, macrobiótico, etc. unido con mi despertar, o con mi incipiente reencuentro con  la espiritualidad. Y en este estado de condición mística,  tanto es así que cuando iba a un evento de relación social como una boda por ejemplo, me hacía traer otro condimento o bien solamente comía lo que estaba dentro de la dieta que me había establecido. Pero llegué a la conclusión para mí afortunada, que las cosas hay que investigarlas, vivirlas, experimentarlas y ejecutarlas no solamente por el hecho de que sean buenas, sino porque el estado evolutivo del ser así lo exija o lo necesite. Y en este tema hay toda una filosofía añadida en verdad muy interesente por sus relaciones con la vida, la naturaleza, y como no con las consabidas Leyes de la vida.

   En cuanto al estado místico en relación con la espiritualidad en un determinado desarrollo evolutivo, ya más estable y consolidado, tenemos el ejemplo más socialmente generalizado, como el de la llamada Santa Teresa de Jesús, y muchos otros que alcanzaron un determinado grado de espiritualidad con su facultad y según su obra.

   Este punto de la mística exige comprensión mística, puesto que la mística no es algo ajeno a un sentimiento connatural con el alma humana, en un punto determinado de su desarrollo. Todas las facultades diversas de tipo mediumnico o facultativo, tienen de forma natural y también acuciante, es decir que no se puede eludir, su propio estado místico. Pues de la misma manera que uno nace homosexual o con el síndrome de Dow, también en muchos casos se nace con una determinada facultad psíquica, que conlleva en sí misma su estado místico connatural no distorsionado por el pensamiento, pues piense como se piense, tal sentimiento o estado místico prevalece.

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