29 Profecía, Revelación y Lenguaje

  Siempre ha existido la revelación a través de mensajeros denominados profetas, tanto en conocimientos, como en premonición de acontecimientos por venir. Y eso no es exclusivo de ningún profeta o grupo religioso en particular, puesto que está ligado al lenguaje espiritual de las Almas (que es la meditación), sean estas encarnadas o libres de cuerpo. Podemos decir que es el lenguaje universal, para comprensión de los hombres con las vitalidades o espíritus de otros que también fueron hombres como ellos. O sea, de unos espíritus con otros, y puesto que siempre existieron profecías, también la tal comunicación de los espíritus por medio del lenguaje mental. Y para que el humano en general se de cuenta de la existencia de tal lenguaje espiritual, ya que  nunca estamos solos, puesto que habitamos en la sociedad universal de las Almas, tanto encarnadas como desencarnadas.

   Por lo cual, los llamados profetas, y las revelaciones, existieron y existirán mientras el ser humano no sepa el por qué no ha venido a «este mundo», puesto que espiritualmente no se originó en «el»; para qué vino; que ha de cumplir para salir de este destierro, y a donde debe marchar. Es decir, el por qué de su origen, finalidad y destino, dentro de su eternidad.

   Por otra parte, parece increíble como el ser humano es capaz de perder su propio raciocinio, en base a la interpretación de la revelación dada, a través de los tiempos y lugares. Esto queda bien patente en los seguidores de tales profecías, tanto en unos como en otros casos. Cosa esta que pone de relieve el que los seres humanos desean tener una seguridad de la verdad, sin trabajarla ni buscarla por sí mismos, creando autoridades que los dirijan, sin comprender que cada cual se debe de ganar la verdad por sí mismo, puesto que, si bien la realidad como hecho existencial y su información obtenida siempre van de la mano, por eso no debemos hipotecar la meditación como lenguaje del espíritu, que también forma parte consubstancial de nuestra propia vida:

   Algunos pensadores como Kant, ya lo expusieron, afirmando que nuestro aparato cognoscitivo preforma lo que podemos conocer, como algo que nos viene de fuera, está dentro de nosotros. Espacio y tiempo son según Kant, preformas de la captación de la realidad que no deberíamos buscar a fuera, en la cosa en sí, sino en nuestro aparato cognoscitivo. Es decir, cuando nuestro aparato cognoscitivo ya establecido, bien sea por una determinada revelación o creencia, preforma o deforma la información que nos pueda venir de fuera, en cuanto a DIOS, por ejemplo. Según Einstein, este atribuyó a DIOS una función tan solo en el principio de todo, o del que provienen las Leyes de la naturaleza, diciendo que DIOS puso en marcha el mecanismo de relojería de la creación universal, pero no interviene en su desarrollo, con ocasión de plegarias, por ejemplo. Aunque actualmente y según la mecánica cuántica, la comparación con un mecanismo de la relojería, no amerita.

   Sea como sea, vayamos por los actuales hechos objetivos, y podremos descubrir, que muchos de los mensajes revelados, deben adaptarse a los tiempos y lugares, puesto que también según los tiempos y lugares fueron dados:
Pongamos algún ejemplo al caso: Se dice que el profeta Mahoma, estableció que no se debía comer cerdo; eso podía estar bien como medida de precaución, en un tiempo y lugar donde el calor y los pocos medios higiénicos, hacía peligrosa su ingestión. Y los seguidores musulmanes continúan con esa medida, en estos tiempos en los que ya no es necesaria, puesto que los adelantos son infinitamente superiores a aquel tiempo. Y no hablemos del Burka en las mujeres, como una medida extremista en el día de hoy, como también en occidente se van por los extremos, haciendo de la mujer un objeto sexual propagandístico. Y si nos metemos en el cristianismo bíblico, sobre todo en el Antiguo Testamento, el cuento es de nunca acabar.

   Y puesto que todo en esta vida es susceptible de ser tergiversado y manipulado, esto da pié a todo tipo de detractores, tanto en un extremo como en otro, de plantar su bandera doctrinaria, para excusarse de caer en los extremos opuestos. Esto quiere decir, de que «la verdad» solamente la tiene el que la trabaja, y no quedarse con lo primero que le presenten, habida cuenta de que «esta», habitualmente está mezclada, y nos obliga a sacar el grano de la paja, aunque la paja a algunos les engorde en la predicación de su económico vivir.

  Pongamos en mutua convivencia de unidad diversa, a todas las verdades reveladas, tanto de unos como de otros, y saquemos la síntesis resultante que nos dé el aliciente tanto interno como externo, en la investigación en pos de la verdad, para el ir dando vida a nuestra propia vida.

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