Fue Teresa, llamada de Jesús en la Tierra, ejemplo de perfección y valentía en el ambiente en que vivió. En su abatida existencia fue su constante pensamiento acercarse a Dios y saber de El. En Gran parte vivía la vida de un espíritu libre aun estando encarnado. Fue siempre su anhelo ser justa. La meditación la llevó al éxtasis, y volaba a otras elevadas esferas en las que ella soñaba aun estando despierta; y fue al término de su existencia cuando comprendieron los que la conocieron cuán elevada era, que fue una hermana diferente a todas. Las flores eran su deleite; su inspiración, sus consejeros; la soledad su mejor compañera, porque a pesar de estar en la Tierra vivía ya fuera de ella. La valentía que poseía la hizo luchar con constancia en contra de lo que no veía justo, y aquellos sanos actos la hicieron ganar tal elevación. Era dulce y al mismo tiempo severa, y con ello dejó buen recuerdo, para que otras que como ella vivían y luchaban en circunstancias análogas, la siguieran, cumpliendo la Ley Divina.
¡Oh, Teresa! tus pasos fueron rectos y ejemplares, aun estando entre tanta ignorancia y materialismo como a tu lado había, que mortificaba tu delicado cuerpo a pesar de recibir el constante fluido Divino, el que reciben los vivos, que entre muertos se hallan, sabiendo ser constantes en seguir el Mandato del Cielo. Te hiciste digna de que te llamaran en la Tierra, Teresa de Jesús, por tener el contacto que con él tenías, y en tus raptos meditativos, o éxtasis, volabas a las esferas Celestes adonde se emancipaba tu espíritu de las Divinidades que al Lado del Padre existen, y terminando ese lapso de tiempo volvías otra vez a convivir entre los hombres orgullosos y egoístas, sin dar síntomas de decaimiento. Así fue Teresa «en la Tierra», la que ahora habita esferas de Luz por su cumplimiento en «ella»; a esto bajan los espíritus, a tomar encarnación para purificarse, pero solo se remontan los que como Teresa son valientes y obedientes para cumplir su misión.
Si entregada fuiste un día,
a la prosa, al silencio, que es hermoso,
sigue el silencio con la prosa,
y verás la vida que es hermosa,
para ir olvidando de la vida,
todo aquello que no lleve prosa.
Prosa que llevas Amor
en tu silencioso caminar;
silencio que das facultad,
para poder expresar
el inmenso saber de lo esencial,
como inmensa es la vida,
cuando se ama intensamente,
el Amor a que invita la prosa,
que habla de lo esencial.
iostako maraltrix |