Ley de semejanza del Creador con lo creado
Una de las concordancias existentes en todos los planteamientos, tanto religiosos como esotéricos, es precisamente el de que “Somos creados a imagen y semejanza del Principio Creador o Semilla Original, creadora y procreadora, al dar Este Vida de Su Vida a semejanza de una semilla». Por lo tanto, lo creado está dando un reflejo de su Creador, por reflejarse el Creador en lo creado. Esta Ley de semejanza, la podemos observar también entre lo creado, pues ¿no tienen una semejanza los hijos con sus progenitores?¿visto y comprobado también tanto en el vegetal como en el animal?. Si aplicamos la Ley de Analogía, que ”lo de arriba es semejante a lo de abajo”, deberemos buscar precisamente cuales son las conexiones entre ambos, pues, el Principio Creador crea esencialmente como dador de vida, y el humano ser, a semejanza, lo ejecuta materialmente.
En esta Ley de semejanza, existen dos formas, enfoques o vías en la investigación de la verdad, y son dos perspectivas dentro del ámbito que puede observar y catalogar la mente humana: Si estamos por ejemplo en la falda de una montaña y miramos hacia arriba, obtendremos una perspectiva desde abajo que alcanzará desde la falda hasta la cima. Pero si subimos a la cima, la perspectiva que obtendremos será muchísimo más amplia, pero en cambio la distancia existente entre la cima y la falda no habrá variado. Esto quiere decir, que podemos tener dos perspectivas diferentes sin que varíe un punto en común a las dos. Podemos investigar de arriba hacia abajo, y de abajo hacia arriba, y continuaremos estando dentro de la misma Ley de semejanza.
Si aplicamos esta perspectiva como Ley de semejanza, entre el Creador y lo creado, nosotros, como seres inteligentes en estado de perfeccionamiento espiritual, indudablemente tendremos la perspectiva asequible, de abajo hacia arriba. Siendo al mismo tiempo en esa perspectiva, la imagen y semejanza de ese Principio Creador, que intentamos comprender. Es decir, llegar a la cima, como seres creados a su semejanza. Por eso no tenemos más remedio que empezar por nosotros mismos, observando nuestras propias facultades esenciales, como son: INTELIGENCIA; VOLUNTAD; AMOR; MENTE Y PENSAMIENTO, que actúan como un todo en nosotros mismos. Si nosotros tenemos una constancia en nosotros mismos de tales facultades y somos una semejanza, no nos extrañe que el Principio fundamental de nuestra inteligencia (DIOS, EL PADRE), también tuviera con SU Voluntad, Inteligencia y Amor, efectuar SUS movimientos con SU Esencia increada. Y como primer trabajador y cumplidor, poder cubrir las necesidades de SU propio Amor, y con SUS pensamientos y Sabiduría Infinita, ejercer la creación. Ese fue precisamente el ejemplo que nos dio creando, para que nosotros también lo imitáramos trabajando y cumpliendo a su imagen y semejanza.
Pues solamente observando someramente el organigrama Cósmico, con la precisión matemática de sus coordenadas, podemos llegar a comprender que esa precisión no surge sin el trabajo de una Inteligencia, Voluntad y Mente creadora de pensamientos, y movimientos convertidos en Ley. Pues cada movimiento que ejecutó el Supremo creador en sí mismo, se convirtió en Ley en lo creado.
El ser humano también tiene que coordinar su inteligencia, voluntad y mente, para que con sus pensamientos, poder solucionar sus problemas, inquietudes y necesidades, y alcanzar esos llamados misterios del por qué de su vida y su creación. Por lo tanto, si existen las semejanzas en lo creado, es precisamente por el reflejo de semejanza que tienen con su Creador.
Si aplicamos el dicho de: El reino de Dios es semejante a una semilla, tenemos una semejanza del Creador evidentemente científica, pues es un hecho evidente, que la semilla pasa por tres estados como son: El estado LATENTE. El estado de EMBRION y el Estado de VIDA. Dando a comprender, que aun siendo EL (DIOS), Vida, se dio Vida a SU misma Vida, para darnos por Amor, la semejanza de SU propio Amor. Y dicho sea de paso, la mujer, como exponente perfecto del reflejo del Creador, también refleja estos tres estados, en su condición procreadora.
Aplicando la misma lógica científica que nos da la Ley de semejanza, podríamos investigar como se movió el Creador en dichos tres procesos. Y eso se lo debemos a la semilla y a la mujer como perfectos reflejos, dando vida en y de su propia vida, si lo meditamos efectuando su desarrollo.
Y también dentro de la misma Ley de semejanza, imaginémonos que vamos caminando por un terreno selvático, apartados de la civilización, y nos clavamos en el pié un minúsculo trozo de una espina y no podemos caminar. ¿Cuál será el medio hábil más idóneo para sacarnos ese minúsculo trozo? Pues buscar una espina, para sacarnos el trozo de espina clavada, por ser su semejanza idónea, pues con una piedra no podríamos hacerlo.
La investigación EN POS DE LA VERDAD, solamente nos debe de conducir al desarrollo de nosotros mismos, no para adherirnos a una idea determinada, ni para ser seguidores de tal o cual movimiento, pues esto, en la sociedad actual en que vivimos ya ha quedado obsoleto.
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